Millones de personas vieron en directo o en televisión el gran eclipse de Sol
El eclipse del siglo acudió ayer puntualmente, no faltaba más, a su cita con casi 300 millones de personas en Hawai, México, Centroamérica y Brasil, y casi 3.000 en todo el mundo a través de la televisión. La única incógnita, las condiciones meteorológicas, fue favorable. Muchos de los afortunados que tuvieron la oportunidad de presenciar en directo el gran espectáculo celeste optaron por verlo en la pequeña pantalla ante el miedo a sufrir daños en los ojos.
Unos 3.000 millones de personas vieron ayer por televisión en todo el mundo el paso de la Luna por delante del Sol. Miles de turistas desplazados a Hawai y México, astrónomos con sus equipos preparados y los habitantes de la zona más poblada del mundo jamás atravesada por un eclipse, estuvieron ayer pendientes del beso de la sombra de la Luna. El eclipse debutó ayer a las 19 horas 28 minutos (hora peninsular española), 12 horas menos en el archipiélago de Hawai. En la islas de Hawai y Maui, las mejor situadas bajo la estrecha franja de 250 kilómetros que atravesó la sombra de la Luna por delante del Sol, casi 70.000 personas, muchas con telescopios comprados para la ocasión, se sumaron a los 138.000 habitantes locales para observar el fenómeno durante los cuatro minutos que duró. Medio millar de yates se desplazaron para la ocasión, y en el aeropuerto aterrizaron cuatro aviones tipo Jumbo procedentes de Japón con entusiastas dispuestos a ver el fenómeno.En directo o por la pequeña pantalla, la expectación ayer fue total en México, y varios países de Centroamérica. La policía y los servicios sanitarios estuvieron en alerta máxima, los parlamentos de el Salvador, Guatemala y Panamá detuvieron sus sesiones, cesó la actividad en puertos y aeropuertos, muchos trabajadores tuvieron medio día libre y las escuelas se cerraron. La frustración asoló ayer a gran parte de la población mexicana que no pudo contemplar con nitidez, debido a la lluvia y a la intensa nubosidad que cubrió gran parte del país, el llamado eclipse del milenio, con una duración máxima de 6.53 minutos. El eclipse, sin embargo, fue observado a las 12.47 (20.47 en la península) en mejores condiciones climatológicas y con cielo casi despejado en la ciudad de La Paz, en el Estado de la Baja California sur, donde se concentraron la mayoría de los científicos extranjeros. También se pudo ver con cierta visibilidad, a las 13.03 horas, en San Agustín de lxcuintla, en el Estado de Nayarit, donde se produjo su máxima duración: 6.53 minutos. Desde aquí se lanzó el cohete Mexcaltitan, que tiene como objetivo medir la corona solar, el polvo solar y otros aspectos de la meteorología, y también se realizaron experimentos marinos, desde la nave Calypso del científico francés Jacques Cousteau, para comprobar el comportamiento de los peces durante el fenómeno astronómico.
Penumbra
La penumbra lunar cubrió la capital mexicana a las 13.21 horas (21.21, hora peninsular española). Las calles se despoblaron, patrullas policiales lanzaban mediante altavoces recomendaciones para observar el eclipse, los establecimientos cerraron y la ciudad recobró por unos minutos su aspecto nocturno. En el zoológico de Chapultepec se produjo en menos de cinco minutos un espectáculo natural que no se repetirá hasta el año 2024, en que está previsto un nuevo eclipse total de sol. Los pájaros se precipitaron al suelo y volvieron a remontar el vuelo, mientras otros animales lanzaban aullidos o buscaban refugio en sus guaridas.Los medios de comunicación demostraron su poder para marcar incluso un fenómeno natural tan espectacular y muchos de los privilegiados que podían ver ese el eclipse pasar sobre sus cabezas, prefirieron verlo por televisión retransmitido en directo. También influyeron las intensas campañas de advertencia contra el peligro de mirar directamente al Sol.
Si en Centroamérica y México salieron a relucir las costumbres indígenas relacionadas con la ocultación del Sol y ganaron protagonismo hechiceros, amuletos, y leyendas, en Hawai predominaron ayer todos los dispositivos de consumo. Las peluquerías ofrecían peinados eclipse (el pelo muy corto con un círculo teñido en el centro); camisetas, gafas, filtros y recuerdos de todo tipo inundaron las calles y tiendas.
El eclipse total se vio sólo en una franja estrecha de territorio, poco más de 250 kilómetros de ancho y casi 15.000 kilómetros de longitud, pero a 3.000 kilómetros al norte y al sur de esa línea, millones de personas vieron el eclipse parcial. Los habitantes de Panamá o de Nueva York, e incluso de algunas zonas de Canadá, pudieron observar un pequeño gajo de Luna oscureciendo el 7% de la superficie del Sol.
De los nueve planetas, sólo la Tierra tiene un satélite cuyo tamaño y distancia respecto al Sol permite que se produzca lo que unos denominan "interesante coincidencia" y otros milagro. El diámetro de la Luna es unas 400 veces más pequeño que el del Sol, pero está a una distancia 400 veces más próxima, por lo que la esfera de un cuerpo celeste encaja aparentemente a medida en la otra, cuando se produce un eclipse de sol. De este modo la Luna tapa el disco solar pero no sus fenómenos atmosféricos.
Tu suscripción se está usando en otro dispositivo
¿Quieres añadir otro usuario a tu suscripción?
Si continúas leyendo en este dispositivo, no se podrá leer en el otro.
FlechaTu suscripción se está usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PAÍS desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripción a la modalidad Premium, así podrás añadir otro usuario. Cada uno accederá con su propia cuenta de email, lo que os permitirá personalizar vuestra experiencia en EL PAÍS.
En el caso de no saber quién está usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contraseña aquí.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrará en tu dispositivo y en el de la otra persona que está usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aquí los términos y condiciones de la suscripción digital.