La CE propone mediar y amenaza con suspender su ayuda si no hay paz
Los líderes de la Comunidad Europea acordaron ayer intentar emprender una mediación tendente a poner término a la guerra civil yugoslava acompañada de una amenaza: la suspensión cautelar de la ayuda económica que la CE y cada Estado miembro brindan a esa federación balcánica en el caso de que la mediación comunitaria no llegue a buen fin.
La decisión fue tomada por los jefes de Estado y Gobierno al finalizar un debate en el curso del cual dos de los participantes, el alemán Helmut Kohl y el británico John Mayor, se preguntaron abiertamente si merecía la pena seguir apostando por la unidad de Yugoslavia.La víspera, en la reunión ministerial de la Unión Europea Occidental, el grueso de la CE respaldo la puesta en marcha, por primera vez, del mecanismo de emergencia de la Conferencia sobre Seguridad y Cooperación en Europa (CSCE) que prevé que 13 paises miembros pueden soilicitar una mediación para resolver un conflicto que no tiene, sin embargo, carácter vinculante para los Estados afectados.
Aún siendo buena la idea del mecanismo pareció demasiado lenta a los doce líderes. Acordaron desencadenarlo, pero también decidieron enviar ayer mismo a Belgrado a la "troika" comunitaria, integrada por los ministerios de Asuntos Exteriores de Luxemburgo, Italia y Holanda además del comisario Frans Andriessen. Previamente, la presidencia luxemburguesa obtuvo por teléfono la garantía de las autoridades federales yugoslavas de que sus emisarios podrían entrevistarse con los independientes eslovenos y croatas.
Tal y como prevé la primera fase del mecanismo de la CSCE la "troika" remitirá al primer ministro yugoslavo, Ante Markovic, una carta de Santer en la que pregunta sobre las medidas que tomará para evitar "situaciones susceptibles de provocar nuevos enfrentamientos", La "troika" indicará además la disposición de la CE a desarrollar una misión de buenos oficios entre Belgrado y las repúblicas separatistas.Para fomentar el diálogo el Consejo Europeo pidió en una declaracion una moratoria o vuelta al "statu quo" que prevalecia antes de que Eslovenia y Croacia proclamasen su independencia y cuando las tropas del Ejército nacional permanecían aún acuarteladas. El texto aprobado por los doce líderes pide además el restablecimiento "del orden constitucional" y "el respeto de la integridad territorial asi como de los derechos humanos", dos conceptos defendidos por FranQois Mitterrand y Felipe González que volaron juntos a Luxemburgo.
"A la espera de que la situación se aclare y mejore, el Consejo Europeo suspende todas las ayudas comunitarias y nacionales destinadas a Yugoslavia", reza el borrador de la declaración sometida a los jefes de Gobierno.
El acuerdo vigente con la CE, firmado hace cinco dias, otorga a Yugoslavia en el próximo lustro 105.000 millones de pesetas a los que hay que añadir otros 19.500 millones que recibirá de aquí a 1995 en el marco de los protocolos mediterraneos y, por último, 7.930 millones de pesetas previstos en el programa FARO para 1991.
Actitud española
En sintonía con sus homólogos González hizo hincapié ante la prensa en que se trataba de un "problema específicamente europeo y es, por tanto, Europa la que tiene que reaccionar en primer lugar".
El jefe de la diplomacia luxemburguesa, Jacques Poos, fue aún mas tajante: "( ... ) No es un asunto para los norteamericanos".
"Las consecuencias de una guerra civil", recalcó Giulio Andreotti, "las pagará toda Europa". Si los europeos se consideraban obligados a intervenir para apaciguar los ánimos, no todos estaban convencidos de que debían hacerlo para mantener la unidad de Yugoslavia. La integridad yugoslava . quizá sea imposible, afirmó, en substancia, Major y, además, es posible que la opinion pública vea con buenos ojos la causa indepedentista. En el 77 aniversario del atentado de Sarajevo que provoco la I Guerra Mundial, Kohl subrayo que "la unidad del país no puede ser mantenida por la fuerza". Por su parte, el ministro de Asuntos Exteriores alemán Hans Dietrich Genscher aseguró ayer en Bonn, poco antes de partir hacia Luxemburgo, que la crisis yugoslava pondría en marcha por primera vez el mecanismo de emergencia establecido la semana pasada en Berlín por la Conferencia de Seguridad y Cooperación.
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