50 millones de volúmenes son destruidos en Francia cada año
La distribución en Francia está en manos de unos pocos grandes grupos. Hachette, cuya imagen de marca viene dada, sobre todo, por su dominio en el terreno de los diccionarios, la didáctica, las guías o el comic, tiene entre manos el 28% del mercado galo y distribuyó el último año más de 120 millones de libros, teniendo la exclusiva de aeropuertos y estaciones de tren. Presses de la Cité es el segundo grupo en importancia (un 22% del total) y se cuida tanto de colecciones de bolsillo como de llevar las aventuras de Astérix hasta el último poblado, o de Plon y Christian Bourgois, entre muchos otros. Sodis es Gallimard, lo que equivale a decir literatura y buenas relaciones con los libreros tradicionales, los que no están ni en supermercados ni en gasolineras. Su 13% es considerable y representa alrededor de los 40 millones de ejemplares vendidos. Larousse y su 11% se basan en el prestigio de enciclopedias y diccionarios. Inter-Forum agrupa en su 8% a Robert Laffont, Albin Michel, Seghers o Calmann Levy. Union-Diffusion mantiene una cierta especialización en libros de arte, pero el grueso de los libros que distribuye son los de Flammarion, que con sus 600 títulos anuales le permiten conservar un 6% del mercado.
Existen otros grupos distribuidores de menor entidad, como Nathan, Bordas o Seull, así como editoriales de pequeñas dimensiones del tipo Actes Sud, que corren con el riesgo de distribuirse ellas mismas. En total se calcula que son casi 200 las empresas distribuidoras registradas que ponen en movimiento más de 320 millones de libros, 50 de los cuales serán destruidos al acabar la temporada para dar cabida a 13.000 novedades.
Babelia
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