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Holanda reclama a la URSS obras de arte desaparecidas durante la guerra

Isabel Ferrer

A Hedy d'Ancona, ministra holandesa de Cultura, no le gusta perder objetos. Sobre todo si los considera parte del patrimonio artístico nacional desaparecido durante la II Guerra Mundial. Tal es el caso de la colección de pinturas y dibujos del banquero Franz Koenigs, que salió de Rotterdam en 1940, en plena ocupación nazi, para desaparecer luego de la ciudad alemana de Dresde poco después de la entrada de las tropas rusas en 1945.

Cultura cree que las obras están aún en la Unión Soviética, y allí viajará, a principios del próximo mes de junio, una delegación oficial para tratar de negociar su devolución. Una iniciativa que ha sido calificada de absurda por dos investigadores holandeses que defienden una versión distinta acerca de la suerte corrida por las obras.La reclamación de D'Ancona se apoya en la declaración conjunta aliada firmada en 1943 por Francia, el Reino Unido, la Unión Soviética y Estados Unidos descalificando cualquier transacción realizada con la Alemania nazi. Hasta ahora, los informes de Cultura indicaban que Koenigs, un banquero alemán naturalizado holandés, se arruinó durante el crash de 1929. Para pagar sus deudas, decidió vender su tesoro artístico, formado por unas 2.800 piezas, a Daniel George van Beuningen, supervisor del puerto de Rotterdam. Este último pagó un millón de florines (ahora 55 millones de pesetas) por un paquete que incluía cuadros y dibujos de maestros holandeses, flamencos, italianos, franceses y alemanes.

Dudas

El relato concluye en 1940, poco después de que Hans Posse, historiador de arte alemán y encargado de crear un museo para el Führer, forzara a Van Beuningen a desprenderse de todos los dibujos y dos centenares de obras más. Las cerca de 500 obras obtenidas por Posse fueron llevadas a Dresde. Un número indeterminado de dibujos cuyo valor ronda en estos momentos los 200 millones de florines (11.000 millones de pesetas) desapareció de allí. Según Cultura puede encontrarse en la URSS.Para Max Pam y Adriaan Benema los soviéticos cometerían un grave error si devolvieran la colección Koenigs. Desde las páginas de opinión del rotativo De Volkskrant, ambos escritores han destrozado uno por uno lo que ellos califican de errores y propaganda tejida en torno al banquero arruinado. Sólo dejan intacta la primera fase de las transacciones, cuando Koenigs vendió sus obras a Van Beuningen. El nuevo propietario no sería luego amenazado por Posse ni obligado, por tanto, a vender de nuevo a los alemanes ocupantes, sostienen Pam y Benema. "Antes al contrario, recibió una fuerte suma de dinero por los dibujos. Alrededor de 1,4 millones de florines". En esta nueva versión, Koenigs precisó dinero en los años treinta y sol citó un crédito al banco Lisser & Rozenkranz a cambio de su colección. En 1940, dicha entidad trató de ponerla a salvo de la guerra llevándola a Estados Unidos. "Sin embargo, Van Beuningen se adelantó y adquirió todos los dibujos por un millón de florines. Una parte de los mismos sería luego vendida a los alemanes en una transacción sin amenazas. Sólo los judíos eran obligados entonces a vender sus pertenencias por poco dinero".

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