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Jean Rouaud escribe la segunda parte de 'Los campos del honor'

Jean Rouaud llegó a Barcelona para participar en un ciclo de literatura francesa con etiqueta de protagonista de cuento de hadas: "el quiosquero que ganó el Goncourt". Ante la prensa, habló de sus años como quiosquero, de su adorado Flaubert, de la continuación de Los campos del honor, que ya está escribiendo, y de la sorpresa que se llevó con el éxito de su primera novela, premiada con el Goncourt, que ha vendido 550.000 ejemplares en Francia y ha sido traducida a unas veinte lenguas, entre ellas castellano (Anagrama) y catalán (Proa). Tras ganar el premio, Rouaud ha dejado el quiosco y confiesa vivir unas "vacaciones perpetuas" gracias al éxito.Rouaud es consciente de que escribe a contracorriente, alejado de modas y de círculos literarios, y, por ello, le sorprende aún más el éxito en el que está inmerso. "Yo soy muy lento escribiendo y observo en los últimos años que los escritores escriben muy de prisa y publican mucho", explica. "Como no me identificaba con ellos recurrí a Flaubert, que trabajaba lentamente, como yo, y que tardó cinco años en escribir Madame Bovary. Además, en Flaubert hay una ética de la escritura como experiencia de vida que me interesa".

Al planear Los campos del honor, Rouaud huyó de escenarios urbanos a la moda y se inspiró en la propia historia familiar. "Partí de historias de la familia, las envolví en ficción y construí una novela con trama autobiográfica en la que incluso las historias inventadas conservan el espíritu de los personajes". La memoria del narrador se mueve alrededor de tres muertes que se sucedieron en un mismo invierno: el padre, el abuelo y la tía abuela.

"El problema es siempre pasar a la narración", reflexiona Rouaud. "Se parte de una escritura y hay que alimentarla. Flaubert hablaba de un libro que se alimentara sólo con la fuerza del estilo, pero esto es imposible y, por lo tanto, lo que hay que hacer es alimentarlo y te sientes devaluado cuando empiezas a contar historias".

Rouaud está escribiendo ahora un segundo libro en el que sigue la línea marcada por Los campos del honor. "El centro del libro lo ocupa la muerte de mi padre, que sucedió cuando yo tenía sólo 11 años. Siempre he sabido que su muerte fue muy importante y que debía escribir sobre ella, pero he tenido que esperar para hacerlo".

Pequeños trabajos

Para justificar sus años de quiosquero, Rouaud explicó que, tras licenciarse en Letras en los años setenta en Nantes, tenía muy claro que no quería dedicarse a la enseñanza. "Con un título de Letras, si no enseñas no sirves para nada", añadió, "y lo que hice fue trabajar en pequeñas cosas: vendí enciclopedias puerta a puerta, trabajé en una gasolinera y en una tienda de barcos, hice de periodista... Al final, cuando llegué a París, trabajé de quiosquero porque era un trabajo que me dejaba suficiente tiempo libre para escribir". Y de ese tiempo libre, surgió Los campos del honor, que Jéróme Lindon, editor de Minuit, decidió publicar creyendo que vendería unos 300 ejemplares. El éxito, evidentemente, desbordó a todos.

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