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La bahía de Bengala, un cementerio marino

Seis días después de que el más mortífero de los ciclones en los últimos 20 años sembrara la desolación en Bangladesh, la contemplación de decenas de cuerpos flotando en la bahía de Bengala permite augurar la muerte para las decenas de miles de personas desaparecidas. "El desastre supera todo lo que nos habíamos podido imaginar", explica el ministro de Aviación y Turismo, Abdul Mannan, tras sobrevolar las zonas afectadas.

Dos centenares de islas permanecen sumergidas bajo las aguas y, las autoridades desconocen la suerte de sus habitantes. El balance oficial supera los 125.000 muertos en los 16 distritos (de los 64 que conforman el país) que se vieron afectados por el ciclón. Los socorristas que trabajan en las cercanías del puerto de Chittagong y del antiguo balneario de Cox's Bazar entierran noche y día cadáveres en fosas comunes para evitar la propagación de epidemias. "El problema en este tipo de zonas es dar la alarma rápidamente desde el centro meteorológico hasta la población", explica James Bruce, presidente del programa canadiense del clima y miembro del comité científico de la Década para la Reducción de los Desastres Naturales de la ONU. El responsable de la oficina de la ONU encargada de coordinar la ayuda en caso de desasires (UNDRO), Mohamed Essaafi, voló ayer a la zona. La organización que se envíe dinero, medicinas, agua potable, comida, lanchas y helicópteros. Asimismo, ayer llegó a Bangladesh la madre Teresa de Calcuta."Las telecomunicaciones son el punto débil del sistema de vigilancia y alerta en esa región", explica Donald Wikers, de la Organización Mundial de Meteorología (OMM), informa Alicia Rivera.

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