Una Europa federal
Este hombre del norte, de origen sueco, no carece de sentido del humor. Cuando se le pregunta si cree que Alemania tenía que haber enviado tropas a Kuwait, responde con sarcasmo: "Imagínese usted que en lugar del general Schwarzkopf es el mariscal Rommel quien dirige los carros de combate en el desierto, que éstos son de fabricación alemana y que en una semana nuestras tropas destruyen al Ejército iraquí. Me gustaría ver qué dirían los periódicos. La prensa francesa y anglosajona se ha hartado de hablar del peligro de una Alemania demasiado poderosa y se ha referido muchas veces al IV Reich, y ahora, de golpe, decide gritar: 'Alemanes, al frente'. Creo que en este punto el Gobierno ha actuado correctamente y con mucha paciencia".Ferviente federalista, piensa que en Europa los Estados nacionales van a tener cada vez un papel más pequeño. "El Estado nacional debe transferir competencias en dos direcciones: haz la la CE y hacia las regiones. Soy un federalista convencido. Me gusta ser alemán, pero el Estado nacional no tiene para mí el mismo sentido que tenía para mi abuelo. Lo fascinante que tiene el futuro es el proyecto de una Europa multicultural, tolerante, sin fronteras. Y si vamos en esta dirección, el Estado nacional pierde cada vez más importancia. Es demasiado pequeño para los grandes problemas y demasiado grande para los pequeños problemas".
Una moneda común
No duda de la necesidad de la unión monetaria europea. "La moneda europea tiene que llegar pronto. Hay que aprovechar que ahora hay buenas condiciones. España y Portugal demuestran con su progreso económico cómo han podido beneficiarse de la CE. En lo que respecta a la unión europea hay que hacer todo lo posible ahora, nadie sabe cómo estará cl mundo dentro de cinco años. Nadie sabe cómo estará la URSS en cinco años".
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