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"Un político debe ser alguien capaz de dudar"

Björn Engholm, el nuevo líder socialdemócrata alemán, intenta aunar obrerismo y modernidad

"No estoy por los caracteres duros. Creo que hay que ser flexible, inteligente, sensible y capaz de ejercer el poder. Un político debe ser capaz de dudar". El nuevo líder socialdemócrata alemán, Björn Engholm, sabe que le espera una tarea complicada en un partido dividido en facciones, que todavía se lame las heridas de la espectacular derrota que le infligió el canciller Kohl en diciembre pasado. Reconoce que "lo que no tiene que pasar es que el espectáculo del partido se parezca al de un circo en el que el presidente está en la cuerda floja y todo el mundo abajo espera que se caiga. Así no haremos nada".

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En enero pasado, tras el desastre electoral y la espantá de Oskar Lafontaine, el derrotado candidato a canciller, la cúpula del SPD miró a su alrededor en busca de un redentor. No había nadie. Sólo en el norte, en Kiel, capital de Schleswig-Holstein, un político elegante y de modales suaves, que defiende una postura vital un tanto epicúrea, reunía las mínimas calificaciones para ocupar la presidencia del viejo partido. Björn Engholm, de 51 años, casado y con dos hijas, se hizo de rogar. Primero se negó, y sólo cuando uno tras otro los ancianos le pidieron que aceptara, consintió en sustituir a Hans Joachim Vogel cuando a finales de mayo se celebre el congreso del partido en Bremen.Lo hizo con condiciones. Seguiría en Kiel, no asumiría la jefatura del grupo parlamentario en el Bundestag y no se comprometía a convertirse automáticamente en candidato a la cancillería. Pero las tornas han cambiado en los últimos meses. La popularidad del canciller Helmut Kohl está por los suelos, el SPD parte hoy favorito en las elecciones de Renania-Palatinado y puede hacerse con el control del Bundesrat, la Cámara territorial alemana, lo que le daría un poder de veto sobre la legislación del Gobierno y Kohl pide árnica a la oposición para comprometerla en la ardua labor de levantar el desastre de la ex RDA.

Un trabajo de síntesis

Este hombre de cabello plateado y de origen sueco es consciente de que tiene que redefinir la esencia de su partido tras la evidencia de que ha perdido su identidad. Lafontaine optó por la modernidad y vio cómo los viejos votantes tradicionales le daban la espalda. Engholm quiere conseguir la síntesis."El auténtico deber de los socialdemócratas", explica, "y lo que esperan de nosotros los electores es que encontremos nuestro lugar cuando se está produciendo el paso de la vieja sociedad industrial a la sociedad de la información. Una gran parte de los electores socialdemócratas son, precisamente, trabajadores industriales, profesiones que van a desaparecer en el futuro. Con est e grupo de electores no conseguiremos nunca la mayoría, ya que no representan más de un 25% o 30% de la sociedad. Hay que reclutar nuevos electores en las nuevas profesiones, preferentemente en el sector de servicios, entre los empleados, entre los trabajadores autónomos".

Cree Engholm que el SPD debe ser "un partido pragmático y alejado de todo dogmatismo, basado en la tolerancia y que propicie la transferencia de conocimientos entre los diferentes grupos que lo forman", y opina que el partido debe ser capaz de formular las cuatro o cinco preguntas realmente importantes para la sociedad del futuro. Del colapso de la ex RDA le interesa menos el aspecto económico y mucho más "la separación mental entre las dos Alemanias".

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"Los alemanes del Este", explica, "han vivido durante los seis últimos decenios bajo una dictadura. Hay generaciones enteras que no tienen ninguna experiencia de la democracia, que no han podido desarrollar su personalidad. Lo que se está haciendo ahora es una especie de colonización. Les estamos imponiendo nuestros valores, ignoramos que tienen su propia historia, o bien les intentamos convencer de que su historia y su cultura era completamente mala y falsa. Esto causa una gran pérdida de identidad y es algo tan grave como los problemas económicos y la falta de seguridad laboral y social".

Pese a todo, descarta la posibilidad de formar una gran coalición con los democristianos. "Esto demuestra simplemente una falta de experiencia democrática. Todo el mundo sabe perfectamente que el Gobierno tiene una amplia mayoría y puede hacer todo lo que quiera. La discusión sobre la gran coalición, de momento, no tiene ningún sentido. El SPD, que ya tiene 130 años, no está en posición de servir de salvavidas a gente sin ideas. Sin embargo, no tenemos nada en contra de una colaboración parcial con el Gobierno que es lo que vamos a hacer".

Asumir responsabilidades

Engholm evita en lo que puede la crítica fácil al Gobierno y admite, por ejemplo, la inevitabilidad de la unión monetaria entre las dos Alemanias, de la que pronto se cumplirá un año. "En el fondo no había otro remedio, no habríamos podido reunirnos sin tener la misma moneda. Pero han pasado ya 17 meses desde la caída del muro de Berlín sin que hayamos reflexionado políticamente. El Gobierno alemán ha utilizado la política del laissez faire, se creyó que el viejo principio liberal de que las cosas funcionan solas podía aplicarse en este caso. Pensaron que con la introducción de la economía de mercado todo se arreglaría por arte de magia. En el fondo los democristianos eran mucho más dogmáticos que los socialdemócratas. Ahora han comprendido que había que asumir muchas más responsabilidades".En materia de defensa piensa que no hay que poner en cuestión la OTAN. "Es un instrumento que ha demostrado claramente sus ventajas, es un gran instrumento de estabilidad que de momento hay que mantener". En su opinión ya no es posible hablar de seguridad nacional. "Esto se ha acabado. Todo pensamiento o concepto de seguridad debe ser global".

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