La exposición de Barceló que incluía dos cuadros falsos se clausura a petición del pintor

La exposición del pintor mallorquín Miquel Barceló en Barcelona se clausaró ayer a petición del propio artista. Barceló exigió, a través de sus representantes, a los responsables de la galería barcelonesa Sardà i Sardà que retirasen todas sus obras de la exposición Tàpies-Barceló, inaugurada el jueves después de que agentes de la policía judicial, actuando a partir de una denuncia del artista, obligaran a dejar fuera de exhibición dos obras identificadas como falsas. Ayer mismo, en declaraciones a este diario, el pintor calificó de "ensaladilla infecta" y "collage impresentable" los dos cuadros falsos de Barcelona, y explicaba que está dispuesto a luchar a fondo contra lo que considera una "diabólica espiral especulativa en torno a mi obra".

Miquel Barceló explicó a este diario que la exposición barcelonesa de la galería Sardà i Sardà, en la que también se exhibían obras de Antoni Tàpies, había sido montada sin su permiso y añadió que no estaba de acuerdo ni con la concepción de la misma, ni con el catálogo, ni con la selección de obras. Tras darse cuenta de que había dos cuadros falsos y actuar para obtener su retirada, Barceló pidió que se suspendiera la exhibición de sus demás obras, a lo que los responsables de la galería accedieron.Además de las dos falsificaciones detectadas en Barcelona, la actuación de Interpol y de la policía judicial española en Madrid, Barcelona y Palma de Mallorca a instancias de Miquel Barceló permitió descubrir un total de ocho cuadros falsamente atribuidos al artista mallorquín en las galerías Tres d'Oros y Jaime III de Palma de Mallorca, Sala Durán y Almirante de Madrid y la citada sala barcelonesa. Los investigadores tienen, según fuentes con suitadas por este diario, una pista sólida sobre el origen de las falsificaciones y están interrogando a varias personas relacionadas con el caso. Durante el día de ayer fueron citadas a declarar varios intermediarios españoles y los abogados especialistas en propiedad intelectual actuaban para frenar una operación que abarca en el último año la exposición, venta o salida a subasta de ocho obras fraudulentas.

Acerca , de su identificación de los cuadros citados como falsos, Miquel Barceló los calificó como "collages impresentables, que tratan de utilizar elementos aislados de distintos periodos de mi obra; técnicamente, hay mil razones para decir que no son míos; sus características no se asemejan en nada a mi pintura, ni por la técnica, ni por los materiales empleados, ni por la misma caligrafía de la firma". No obstante, el artista señaló que "más que entrar en valoraciones artísticas, me interesa destacar la diabólica espiral especulativa que existe en torno a mi obra y mi voluntad de perseguir, a través de la justicia y con la colaboración de la policía especializada en estafas y falsificaciones de arte, toda la red de delincuentes, mangantes y toda esa gente involucrada en falsificaciones". Para el artista, el autor de las falsificaciones y sus distribuidores "tenían la voluntad deliberada de falsificar y especular".

Certificación

Barceló, que se encuentra en Mallorca trabajando en uno de sus talleres, afirmó ayer que "el único que tiene derecho a ofrecer certificación de autenticidad de un cuadro mío, soy yo". El pintor explicó a este diario que comenzó a preocuparse por el alcance del mercado de falsificaciones de obras suyas en la primavera de 1989, cuando le mostraron, en París, un cuadro suyo -que él reconoció de inmediato como falso- que había sido adquirido en una subasta de Versalles, procedente de una reventa en España.

El artista tenía noticias de cuadros sospechosos a través de otros pintores, críticos de arte y coleccionistas. Barceló describió la localización del cuadro Sopa de peix en la Bienal Tanqueray: "Estaba montado en una especie de caja-bunker, protegido por un cristal, de forma que se escondieran los lados del cuadro y la parte de atrás. Intervinimos con un martillo. Ni el título ni la caligrafía eran míos, ni, evidentemente, la firma. Era un collage impresentable", dijo.

Barceló calificó de "brillante y hábil" la labor de la Interpol y de la policía judicial española, así como la actuación de las dos entidades especializadas en la gestión de derechos artísticos -la sociedad francesa ADAGP, que tiene representantes en España y la recién fundada Visual, dos organizaciones completamente distintas que en estos momentos negocian el reparto de sus áreas de competencia- cuya labor conjunta ha permitido identificar una organización de falsificadores con ramificaciones en Francia y España y posibles conexiones americanas.

Los representantes internacionales de Barceló en Nueva York, Leo Castelli; Yvon Lambert, en París; Bruno Bischofberger en Zurich y Soledad Lorenzo, en Madrid, gestionan, siempre, las primeras ventas de sus obras y sus exposiciones. Las reventas del segundo y tercer mercado, las subastas posteriores triplican y hasta cuadriplican el valor real de sus telas y grabados. Todas las obras de Barceló desde 1979 están catalogadas, identificadas y localizadas.