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Felipe de Borbón recibió con emoción y los brazos abiertos a los judíos sefardíes

Entrega de los Premios Príncipe de Asturias en Oviedo a Tápies y Uslar Pietri, entre otros

JAVIER CUARTAS La tolerancia y la reconciliación emocionada fueron los dos sentimientos que presidieron ayer por la tarde en el teatro Campoamor de Oviedo la entrega de los Premios Príncipe de Asturias en su décima edición. Quinientos años después de su expulsión de España, las comunidades sefardíes repartidas por el mundo recibían de manos del heredero de la Corona española, don Felipe de Borbón, el Premio de la Concordia, con el que se sellaba un reencuentro largamente esperado. "Es un sueño realizado", manifestó Solomón Gaón, representante del pueblo judeo-español, que, repartido por diversos países del mundo, sigue conservando la lengua y las tradiciones de sus mayores, y en algún caso las llaves de sus casas en España.

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Gaón, tocado con el tradicional kipa, no ocultó sollozos de emoción. Una vez apagados por los aplausos del público, Gaón se dirigió a los presentes en ladino el español antiguo hablado por sus ancestros y transmitido de generación en generación.En el discurso de clausura del acto, don Felipe de Borbón se dirigió al pueblo sefardí con palabras cargadas también de trascendencia histórica: "Desde el espíritu de concordia de la España de hoy, y como heredero de quienes hace 500 años firmaron el decreto de expulsión, yo los recibo con los brazos abiertos y con una gran emoción".

Una larga ovación cerró estas palabras del Príncipe de: Asturias, y otro tanto ocurrió momentos después cuando recordó a los sacerdotes jesuita de la Universidad Centroamericana José Simeón Cañas, de El Salvador, Ignacio Ellacuría, Ignacio Martín Baró, Seguindo Montes, José Ramón Moreno, Amando López, Joaquín López y López, Alba Ramos y Cristina Ramos, asesinados por elementos del Ejército salvadoreño el 18 de noviembre de 1989, y, por cuyo ejemplo, "su denodada defensa de la libertad, del diálogo y de la cultura" le fue concedido a dicha institución universitaria el premio de Comunicación y Humanidades.

El galardón fue recogido por el actual rector de dicha universidad, Miguel Francisco Estrada. Don Felipe le testimonió su "apoyo para que continúe la obra de quienes le precedieron en tan difícil responsabilidad".

Una decisión europea

El espíritu de hermanamiento rebasó, sin embargo, los límites puramente hispanoamericanos. La entrega del Premio de la Coricordia a los judíos expulsados de nuestro país "ha sido una decisión europea", en palabras del canciller alemán Hans Dietrich-Genscher, galardonado a su vez con el premio a la Cooperación Internacional, y que de este modo mostraba también su solidaridad con el pueblo judío.

El resto de los galardones en esta décima edición de los premios Príncipe de Asturias fue para el motorista Alfonso Sito Pons (Deportes), el escritor Arturo Uslar Pietri (Letras), el mercantilista Rodrigo Uría (Ciencias Sociales), el bioquímico Santiago Grisolía y el farmacólogo Salvador Moncada (Investigación Científica y Técnica) y el pintor Antoni Tápies (Artes).

El Príncipe don Felipe subrayó en su intervención los valores sefardíes, que "hicieron florecer", dijo, "en el solar hispano valores como la amistad, la tolerancia, la lealtad y el amor por el cultivo de las ciencias y las le tras". El Príncipe de Asturias destacó que, "aun cuando tuvieron que abandonar sus tierras en circunstancias dramáticas, supieron ser leales a ella, quizás esperando que llegase un día en que España fuera otra vez un solar de reencuentro para ellos".

Nobles valores

Se refirió también a cada uno de los demás galardonados con palabras de felicitación. Destacó el esfuerzo de Alfonso Sito Pons para "situar España en los primeros lugares del motociclismo mundial" y haber sabido "promover en las jóvenes generaciones los más nobles valores del deporte". Testimonió su reconocimiento a Arturo Uslar Pietri, "en cuya extensa y profunda obra", señaló, "se contienen muchas de las claves para comprender el sentido y la identidad del mundo iberoamericano".

Para don Felipe, "Santiago Grisolía y Salvador Moncada representan el incansable trabajo del investigador, cuyos logros abren el camino a los mayores avances de la humanidad".

Para Rodrigo Uría tuvo palabras de admiración "por la trascendencia de su obra docente y por su imprescindible legado doctrina¡ en el campo del Derecho".

Antoni Tápies representa, para el heredero de la Corona española, "la Cataluña abierta al mundo, innovador de espacios estéticos y creador de mensajes prácticos que nos conmueven por su belleza".

Terminó con un "emocionado recuerdo a quienes, en las condiciones más difíciles, luchan contra la ignorancia y la injusticia", en referencia a los jesuitas asesinados en El Salvador.

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