Madrid-Bagdad-Madrid, camino de solidaridad
El autor, abogado laboralista y uno de los miembros de la delegación no gubernamental que obtuvo la liberación de los 15 rehenes españoles de Sadam Husein, cuenta cómo se gestó la misión y mantiene que el mensaje de paz y concordia llevado al régimen de Bagdad ha posibilitado que "nuestra gente vuelva a casa".
Escribo estas líneas apresuradas sobre nuestro viaje a Irak, para solicitar de su Gobierno la concesión de los visados a los españoles allí retenidos, en el avión de la Royal Jordan que nos devuelve a Madrid a la delegación que allí estuvimos junto con nuestra gente y con periodistas que han estado cubriendo la información.El largo viaje, el ejemplo del rector Villapalos -que no para de escribir artículos- y el ánimo de Juan Mario Calvo -de Efe- me han decidido a escribir algo sobre la experiencia vivida.
Yo me enteré de la invasión de Kuwait cuando estaba de vacaciones en Venezuela con mi familia, en agosto, sin saber que allí quedaron retenidos cuatro amigos, vinculados desde hace muchos años a los abogados laboralistas, junto con otros españoles en distintas situaciones.
Al volver de las vacaciones, en el mes de septiembre, los laboralistas comenzamos a realizar todas las gestiones posibles para tratar de retornar a nuestra gente a casa.
Cristina Almeida se encargó de las relaciones con el embajador de Irak en Madrid, y una comisión de juristas de lo social de Madrid (Mercedes Lanza, Isabel Santos, Nieves San Vicente, Jacobo Echevarría, José Luis González, José Luis Gilolmo, María Luz García Paredes, Juan Fernández Otero...) redactaron un escrito al presidente de Irak para que lo firmaran los compañeros, pidiendo la concesión de visados para los españoles. Cada firmante nos entregó 1.000 pesetas para la publicación de la carta en algún periódico, ya que pensábamos que la concesión de visados la podríamos tramitar desde Madrid.
En el momento en que nos convencimos de que la salida de los españoles solamente podríamos obtenerla personalmente del presidente Sadam, Cristina estuvo más de tres semanas detrás del embajador para que nos concedieran a nosotros visados para viajar allí.
Por ello, los juristas decidimos que en vez de publicar las firmas (casi 1.000) era mejor dedicar el dinero recaudado para financiar el viaje.
Simultáneamente, la Asociación Pro Derechos Humanos de España estaba haciendo gestiones en el mismo sentido que el nuestro, y, por tanto, decidimos unir nuestros esfuerzos para traer a todos los españoles que estaban en Bagdad.
Delegación
El día 1, lunes, quedó formada la delegación por Cristina Almeida, Eugenio Sancha, Fayed Saqqa y el que firma estas líneas, en representación del colectivo de juristas y de la Asociación Pro Derechos Humanos de España, a la que, en definitiva, pertenecíamos todos.
Al día siguiente, martes 2, en una gestión de última hora, amigos de la Universidad pidieron al rector Villapalos una carta de recomendación que nos pudiera servir en nuestra misión. En un arranque de la generosidad que le caracteriza, Gustavo Villapalos dijo que, en lugar de entregarnos la carta solicitada, él estaba dispuesto a sumarse a la delegación, que salió discretamente el miércoles 3.
Partíamos sin saber muy bien qué es lo que teníamos que hacer, con cartas de recomendaciones en Bagdad y para los sindicatos (Antonio Gutiérrez), para los abogados (Antonio Pedrol), para los arquitectos, y otras muchas, pero con un optimismo de utópicos posibles de que nos teníamos que traer a nuestra gente.
No voy a contar aquí las vicisitudes de las gestiones, porque gracias a la prensa, TV-5 y Radio 3 españolas acreditadas allí llevaron a España entera nuestros momentos de alegrías, de penas, de esperanzas que hemos vivido y que hemos compartido con ellos. Pero sí quiero resaltar el trabajo colectivo entusiasta de los cinco, cumpliendo cada uno el papel necesario o el que pudiéramos hacer mejor, y elaborando colectiva y homogéneamente el mensaje de paz y solidaridad que allí llevamos y que devolvimos a España a través de las imágenes de televisión, de la voz de los medios (muchas veces por teléfono) y de los artículos de los periodistas allí acreditados.
Mensaje de paz
Ese mensaje de paz y concordia es lo que ha posibilitado que nuestra gente vuelva a casa. Y ese mensaje de solidaridad de mucha gente anónima que estaba en España es lo que ha hecho posible el final feliz de la misión.
Como le dijo Cristina a Sadam, que "igual que el presidente de Irak estaba con su gente", nosotros, "mensajeros de paz", teníamos que estar con nuestra gente "en España". Y Sadam nos contestó que un "gesto de paz siempre es devuelto por el pueblo árabe con otro gesto de paz", y que nos podíamos llevar a todos.
Por eso, en esta vuelta hay que hacer un canto a la solidaridad de las gentes, de los pueblos, para que desde esa posición puedan resolverse los problemas, y desde ahí pensar que es una utopía perfectamente posible que los problemas de Oriente Próximo se puedan resolver pacíficamente con el diálogo y con la cooperación de los pueblos. Por eso nosotros apostamos por la paz y así lo hemos reiterado toda la delegación.
Y yo le pido al Gobierno de nuestra nación que también apueste por la paz.
es abogado laboralista.
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