_
_
_
_

Un paso menos

Ana Alfageme

El paso fronterizo, frente al mar, tiene un aspecto francamente desolador. Desde el pasado día 28, el paso fronterizo de Benzú, al norte de la plaza, está cerrado. Desde Beliones, "pasan diariamente 300 o 400 marroquíes que vienen a trabajar a Ceuta", según la Delegación del Gobierno. El día de cierre había ingresado por allí el denominado caso cero, un niño de cinco años que resultó tener cólera y que fue evacuado hacia Marruecos."La gente está desesperada al otro lado, ha habido muchos que no han podido cobrar el mes", asegura Abselán Lema, presidente de la barriada de Benzú, el suburbio fronterizo ceutí habitado por musulmanes. De hecho esta semana se han concentrado por segunda vez unos 200 marroquíes en el paso para protestar.

Más información
El vibrión y la leyenda
Ceuta, zotal en los tiempos del cólera

Yassim también critica las evacuaciones de marroquíes enfermos, mientras que la Delegación del Gobierno asegura que los pacientes estaban "en buen estado cuando se les ha enviado a Marruecos en una ambulancia con dos médicos. España no se puede hacer cargo de los pacientes que no sean suyos.

Fuentes médicas del hospital de la Cruz Roja expresan su malestar por los traslados y aseguran que "en un país europeo y civilizado no se puede enviar a un enfermo, aunque sea con acopio de medios terapéuticos, sueros y antibióticos, en unas horas a su país. Nosotros podemos hacer frente a esto". "Además, aquel niño de cinco años", dice refirién.dose al pequeño marroquí, "no sabía lo que era un pasaporte o una bandera", insisten.

Alarma en la población

El cierre del paso, desaconsejado por la OM S por inútil, no parece cernirse sobre El Tarajal, por donde atraviesan los ceutíes para descansar en las playas marroquíes o comprar. La alarma se refleja en el aluvión de gente que estos días pasa por el hospital de la Cruz Roja, según fuentes del centro. "Viene gente por dolor de vientre, vómitos o cualquier molestia relacionada con el aparato digestivo, y aseguran que es cólera", dice un médico del centro.

Dos soldados veinteañeros de Barcelona -una muestra de los 6.000 militares que hay en Ceuta- pasean al atardecer por la calle Real. Les quedan 41 días para terminar la mift y se aburren. Les han puesto un papelito en el tablón de anuncios con los consejos. "Lo que sí ha habido es muchas diarreas por el aumento de cloro en el agua", aumenta uno de ellos, "y nos ponen menos v.erdura". Los militares llevan en alerta desde agosto. En teoría se controlan más las mercancías en la frontera, se impide la venta ambulante de los vegetales marroquíes, con éxito discutido, y, según fuentes médicas del hospital de la Cruz Roja, se vigila cuidadosamente cualquier diarrea que aparece por el centro.

El manejo del brote por las autoridades no ha sido muy criticado, y José Antonio Querol, concejal de Ceuta Unida, se queja en cambio de la deficiente red de saneamiento de la ciudad. "No hay más casos porque hay suerte", asegura Querol, quien protesta también por la falta de impermeabiliz ación de la frontera, prometida hace tres años.

Tu suscripción se está usando en otro dispositivo

¿Quieres añadir otro usuario a tu suscripción?

Si continúas leyendo en este dispositivo, no se podrá leer en el otro.

¿Por qué estás viendo esto?

Flecha

Tu suscripción se está usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PAÍS desde un dispositivo a la vez.

Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripción a la modalidad Premium, así podrás añadir otro usuario. Cada uno accederá con su propia cuenta de email, lo que os permitirá personalizar vuestra experiencia en EL PAÍS.

En el caso de no saber quién está usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contraseña aquí.

Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrará en tu dispositivo y en el de la otra persona que está usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aquí los términos y condiciones de la suscripción digital.

Sobre la firma

Ana Alfageme
Es reportera de El País Semanal. Sus intereses profesionales giran en torno a los derechos sociales, la salud, el feminismo y la cultura. Ha desarrollado su carrera en EL PAÍS, donde ha sido redactora jefa de Madrid, Proyectos Especiales y Redes Sociales. Ejerció como médica antes de ingresar en el Máster de Periodismo de la UAM y EL PAÍS.

Archivado En

Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
_
_