Bush afirma en la ONU que "nadie" quiere la guerra"
El presidente George Bush calificó ayer la invasión y anexión iraquí de Kuwait como "una reliquia oscura de un tiempo oscuro" pero, en su primer gesto amistoso hacia Bagdad desde el comienzo de la crisis, aseguró ante la Asamblea General de las Naciones Unidas que la paz era todavía posible en Oriente Próximo si el presidente Sadam Husein retiraba sus tropas del emirato. "Nadie quiere la guerra", dijo Bush. En su intervención programa-, da de antemano ante el 45º periodo de sesiones de la organización internacional, Bush manifestó que "hoy el régimen iraquí se encuentra aislado y sin sintonizar con los tiempos actuales, separado del mundo civilizado no por la distancia geográfica, sino por siglos [de conaportamiento".
El presidente norteamericano, que el domingo tuvo que interrumpir por unas horas su visita a Nueva York para anunciar en Washington la conclusión de un acuerdo con los líderes parlamentarios sobre el déficit presupuestario, dejó bien claro que, aunque seguía considerando a Irak como una amenaza para el mundo, uña retirada de las tropas iraquíes del emirato de Kuwait podría conducir a la solución de los problemas del Próximo Oriente, incluido el conflicto árabe-israelí.El tono del discurso presidencial, como corresponde a la intervención de un jefe de Estado ante la Asamblea General de la ONU, fue menos belicista que el utilizado en ocasiones anteriores y ha sido interpretado como un primer gesto simbólico por parte de Washington que permitiría a Sadam Husein una salida airosa del callejón sin salida en el que se encuentra inmerso en la actualidad.
Naturalmente, la condición indispensable puesta por Bush para poner en marcha un proceso de paz general en la zona es la retirada de las tropas iraquíes del emirato y el restablecimiento del Gobierno legítimo de Kuwait, representado para Washington y la mayoría de la comunidad mundial por la familia Al Sabaj, a cuyo emir recibió el sábado a bombo y platillo en la Casa Blanca y a quien prometió "la liberación" de su país.
Como era de esperar, Bush no escatimó en su intervención duras palabras de condena para Irak, "cuya acción no provocada", dijo, "había hecho retroceder al mundo a otra era".
"La acción iraquí constituye una reliquia oscura de pasados tiempos oscuros", subrayó, para añadir que "la tarea principal a la que se enfrenta el mundo debe ser demostrar que la agresión no será tolerada ni premiada".
Sin embargo, Bush se pronunció a favor de una solución pacífica y diplomática del conflicto y tendió una mano a Irak siempre que el régimen de Bagdad se avenga a retirarse de Kuwait.
"Déjenme poner de manifiesto que todos aquí, en las Naciones Unidas, tenemos la esperanza de que la fuerza militar no tenga que ser usada nunca y que sea posible conseguir una salida pacífica y diplomática. Creo verdaderanente que, a raíz de la salida incondicional [de las tropas iraquíes] se pueden producir oportunidades", manifestó.
Aplazado el discurso iraquí
El embajador iraquí ante la ONU aplazó ayer durante dos días su intervención, prevista para ayer, al "recibir instruccio nes de. su gobierno" una vez es cuchado el discurso del presiden te norteamericano.
En el abanico de oportunidades citadas por el presidente nor teamericano se encuentran "el arreglo permanente de las diferencias entre Kuwait e Irak, la construcción de nuevas estructu ras de seguridad para los Estados del Golfo y el arreglo por parte de todos los pueblos de la región del conflicto que divide a los árabes y a Israel".
La inclusión por primera vez en un mismo paquete del arreglo del contencioso Irak-Kuwait y el conflicto árabe-israelí supone un cierto acercamiento por parte de Bush a las posiciones mantenidas por la Unión Soviética, que siempre ha deseado la convocatoria de una conferencia internacional para discutir los problemas generales de la región, y de Francia, cuyo presidente, Frangois Mitterrand, afirmó hace una semana en el mismo foro que "todo sería posible [en la región], si Irák retiraba sus tropas del emirato". La intervención de" George Blush se produjo 24 horas después de que el régimen de Sadam Husein, en lo que ya constituye la clásica mezcla de amenazas y ofertas veladas de negociación característica de las reacciones de Bagdad desde el comienzo de la crisis, hiciera una nueva llamada a la guerra santa contra Estados Unidos y se mostrara dispuesto a explorar con Francia el contenido de la oferta del jefe del Estado de la República Francesa, Frangois Mitterrand.
El presidente norteamericano dedicó la primera parte de su intervención a elogiar la labor de las Naciones Unidas y el nuevo clima que prevalece en el mundo como consecuencia de la desparición de la guerra fría.
"Quiero manifestar, después de presenciar la unanimidad y cooperación sin precedentes obtenida en los dos últimos meses [con la aprobación de las ocho resoluciones del Consejo de Seguridad sobre IrakI, que nunca me he sentido más orgulloso de haber servido en las filas de la organización internacional [una referencía a su periodo como embajador norteamericano en la ONU] ni nunca me he sentido más orgulloso de que Estados Unidos albergue en su territorio la sede de las Naciones Unidas", dijo Bush entre los aplausos de los delegados.
El primer mandatario norteamericano hizo un encendido elogio de los cambios que ha impulsado en la Unión Soviética el presidente Mijaíl Gorbachov y manifestó que estos cambios han sido "fundamentales para conseguir la emergencia de unas Naciones Unidas más fuertes".
Fuerza conjunta
Por otra parte, según informa el semanario norteamericano Newsweek que cita fuentes diplomáticas estadounidenses, la ONU tiene en preparación una resolución mediante la cual se autorizaría el uso de la fuerza contra el régimen iraquí por una combinación de fuerzas nacionales, incluída la URSS, encuadradas bajo la bandera de las Naciones Unidas.
El semanario informa que los norteamericanos han redactado un borrador de la propuesta, que no estaría lista en menos de un mes y es suceptible de múltiples modificaciones.
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