Problemas organizativos en el Palacio de Congresos
Un cierto despiste e improvisación se observó en la organización de la apertura de la conferencia de Palma, que se celebra en el Palacio de Congresos del Pueblo Español. El medio millar largo de participantes y periodistas destacados fueron testigos y víctimas de notables dificultades.El tráfico interior en el palacio es como un laberinto, sin señalización; los rótulos en el exterior de la ciudad y en el aeropuerto son carteles de papel, rotulados a mano. La sonorización en la sala de plenos era defectuosa, lo que provocó que buena parte de los invitados españoles siguieran los discursos del Rey, el ministro Fernández Ordóñez y el comisario europeo Abel Matutes con la ayuda de los receptores de traducción simultánea.
La seguridad tampoco fue un ejemplo. Los alrededores del edificio y el espacio aéreo palmesano fueron barridos por policías españoles a bordo de automóviles y con la ayuda de un helicóptero; sin embargo, el acceso a zonas delicadas y al palacio era fácil.
Quioscos de prensa sólo para delegados, tiendas libres de impuestos con perfumes y bocadillos agotados, fueron otras carencias.
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