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LA CRISIS DEL GOLFO

El agregado militar español expulsado tiene previsto llegar mañana a Ammán

El teniente coronel Arturo Vinuesa, agregado militar español en Irak, y su ayudante llegarán mañana a Ammán con sus familiares si se cumplen las previsiones de la diplomacia española. La pasada semana, Irak decidió la expulsión de ambos hombres como represalia por la participación española en el frente antiiraquí. En Kuwait y Bagdad queda aún una treintena de españoles, entre diplomáticos, huéspedes forzosos de Sadam Husein y personas que no han querido abandonar sus domicilios o a sus familiares.Ninguno de los españoles aún retenidos en Bagdad o Kuwait ha sido importunado por los soldados iraquíes o trasladado a instalaciones consideradas estratégicas por el régimen de Sadam, a diferencia de numerosos ciudadanos de otros países occidentales. Según fuentes diplomáticas españolas, todos gozan de una relativa libertad de movimientos y están en contacto con las embajadas en las capitales iraquí y kuwaití.

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El empresario catalán Carlos Socias, que se encontraba en el emirato de Kuwait en el momento de la invasión iraquí y que fue trasladado luego a Bagdad, sigue residiendo en el domicilio del embajador español en la capital iraquí. Otros ciudadanos españoles viven en esa misma casa o en la de otros miembros de la embajada. Algunos de los que residían permanentemente en Bagdad o Kuwait en el momento de la invasión continúan en sus domicilios particulares.Hablan con los familiares

Los españoles en Bagdad pueden mantener contactos telefónicos con sus familiares en el extranjero. Los que están en Kuwait, todos por voluntad propia, hacen llegar mensajes a España a través del sistema de radio que utiliza Juan José Buitrago, el único diplomático español que permanece en la capital del ocupado emirato.

La expulsión de los dos militares adscritos a la representación española en Bagdad ha obligado a tener que realojar a las personas que residían en sus domicilios. Vinuesa y su ayudante viajarán mañana en sus automóviles particulares desde Bagdad hasta Amman.

La situación de los restos de las colonias españolas en Irak y Kuwait es, por lo demás, materialmente aceptable. Los españoles disponen de alimentos, medicinas y toda clase de productos básicos de consumo; están en buen estado de salud, y la diplomacia española no conoce ningún caso en que hayan sido agredidos por los soldados de Sadam Husein. La principal angustia de los diplomáticos y los huéspedes forzosos es el temor a tener que pasar la próxima Navidad en esta angustiosa situación.

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