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LA CRISIS DEL GOLFO

Debate sobre el ámbito de una conferencia mediterranea

La solemne presentación por los ministros de Asuntos Exteriores de España e Italia, Francisco Fernández Ordóñez y Gianni de Michelis, respectivamente, del ambicioso proyecto consistente en extender al Mediterráneo la distensión y cooperación que prevalecen en el Viejo Continente dio pie ayer a que aflorasen discrepancias sobre si tras la invasión de Kuwait por las tropas del régimen iraquí conviene ahora ampliar el ámbito geográfico de una futura conferencia de los países ribereños hasta incluir al golfo Pérsico e Irán.

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En la Conferencia sobre Seguridad y Cooperación en Europa (CSCE) dedicada a los ecosistemas del Mare Nostrum, inaugurada ayer por el rey Juan Carlos, Italia se pronunció a favor de esta ampliación, Francia en contra, y España se ha situado entre dos fuegos. En el Palacio de Congresos mallorquín se dieron cita delegaciones de 33 países europeos, EE UU y Canadá, todos ellos miembros de pleno derecho de la reunión, y de nueve países observadores: siete árabes, Israel y Albania.Pero menos de la cuarta parte, exactamente 10 Estados, estuvieron representados por ministros de Exteriores o de Medio Ambiente. Aun así, la apertura de la reunión medioambiental brindó la oportunidad de lanzar la idea hispano-italiana de una Conferencia sobre Seguridad y Cooperación en el Mediterráneo (CSCM) y de empezar a debatirla en los pasillos.De Michelis

De Michelis, que preside actualmente el Consejo de Ministros de la CE, abogó en su discurso por que la futura CSCM abarque desde Mauritania a Irán. "Hemos visto que la crisis del Golfo ha demostrado las interconexiones", explicó en una conferencia de prensa. "Lo que sucede allí repercute, por ejemplo, en Argelia". "No veo ninguna posibilidad de excluir a esa zona".

Aunque ayer no intervino el ministro adjunto francés, Alain Decaux, en la delegación que le acompaña se palpaba cierto escepticismo sobre la magnitud de la propuesta italiana. "Estaría bien incluir desde Seattle (en el oeste de EE UU) hasta Camboya", ironizaba, por ejemplo, el embajador de Francia en Madrid, Henri de Coignac, intentando así demostrar que cuantos más participantes se apunten, menos fructífera será la negociación.

En los contactos que ha mantenido con Roma y Madrid, París se ha mostrado partidario de iniciar un diálogo entre cuatro Estados meridionales europeos (España, Francia, Italia y Portugal) y los cinco integrantes del Magreb -sus ministros de Exteriores se reunirán en la capital italiana el 10 de octubre- porque constituyen la zona más homogénea del Mediterráneo. Después, otros países ribereños podrán ir sumándose a la iniciativa.

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En su discurso inaugural, leído después de que el rey Juan Carlos pronunciase unas palabras de bienvenida, Fernández Ordóñez navegó entre dos aguas. Por un lado se inclinó a favor de la tesis italiana afirmando que en la CSCM deberán también estar presentes los países de Oriente Próximo y del Golfo, pero, por otro, se pronunció por empezar por la zona más homogénea, es decir, el Mediterráneo occidental. "El ministro no quiere dejar descolgada a Francia", comentó un miembro de su séquito.

Aunque citó a su homólogo español como copatrocinador del proyecto, De Michelis se esforzó también por dar la impresión de ser el auténtico inspirador de la CSCM, en opinión de algunos delegados españoles. No sólo fue más concreto que Fernández Ordóñez a la hora de hablar en su discurso de la preparación y convocatoria de la conferencia, sino que se ausentó de la reunión durante la intervención del representante norteamericano, John Davis.

El ministro italiano aprovechó ese momento para dar más amplia cuenta de sus ideas en una conferencia de prensa celebrada hora y media antes que su homólogo español.

"Lo importante", se consolaba un director general español, "de lo que se acordará la historia, es que la CSCM empezó en Palma, en suelo español".Asistencia árabe

De Michelis intentó además demostrar que los árabes acabarían acudiendo al foro mediterráneo y recordó que, cuando fueron invitados a la primera reunión de la CSCE en La Valeta, sólo asistió Egipto, el único país que estaba entonces dispuesto a sentarse al lado del Estado judío. En Palma están, en cambio, representados siete países árabes.

El embajador libio en Madrid, Nuri Bel el Mar, firmó ayer la lista de presentes en el Palacio de Congresos, pero rehusó a continuación entrar en la sala porque en ella estaba el ministro israelí de Medio Ambiente, Ronnie Milo. El incidente ilustra hasta qué punto será dificil reunir en torno a una misma mesa a delegaciones de Estados que no se reconocen entre sí. El ejemplo es válido en sentido inverso porque Fernández Ordóñez preconizó ayer la participación en la CSCM de una representación palestina, que sería asumida por la OLP, y es dudoso que Israel acepte su presencia.

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