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Bertrand Jordan afirma que la terapia génica será una medida de lujo

Bertrand Jordan, director del Centro de Inmunología de Marsella-Luminy y uno de los más destacados investigadores europeos del genoma humano, no cree que la manipulación genética, debido a su complejidad, vaya a causar un gran impacto en la salud pública. "La terapia génica será una medicina de lujo, de gran lujo, incluso más que el trasplante de corazón", comentó a este diario.

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El convencimiento de que no va a beneficiar directamente a un porcentaje importante de la población no le llevó, sin embargo, a restar importancia a esta técnica. "Que en algunas enfermedades figure como último recurso es algo que entrará en la cabeza de la gente, y eso es un gran consuelo cuando uno enferma", precisó el investigador francés, que intervino en el curso sobre el genoma humano que se desarrolló días atrás en Santander.El primer experimento sobre terapia génica aplicado al hombre ha sido autorizado este mes en EE UU, concretamente para tratar a unos niños-burbuja.

Manipulaciones de este tipo hace ya años que se efectúan en animales, y son de dos tipos: aquellas en las que se introduce o elimina material genético en los embriones y, por tanto, la modificación se transmite a los descendientes, y las que afectan a células de tejidos sometidos, que desaparecen con la muerte del individuo. `En el género humano", precisó Jordan, sólo se plantea hacerlo en el segundo de los casos".

Mejora de terapias clásicas

La limitada incidencia que la terapia génica puede tener en la mejora de la salud pública no agota, sin embargo, las posibilidades de aplicación médica de los conocimientos derivados de la investigación del genoma. Jordan las divide en dos gran des áreas: el diagnóstico prenatal de enfermedades hereditarías, que ya se efectúa en algunos casos, y la mejora de la terapía clásica derivada del mejor conocimiento del desencadenante bioquímico de la enfermedad. "El tratamiento de la distrofia muscular de Duchenne puso como ejemplo, "va a mejorar porque, al conocerse ahora cómo es la proteína cuya carencia produce la enfermedad, ésta podrá suministrarse directamente".El diagnóstico prenatal es un poderoso instrumento que permite saber, a las pocas semanas de la fecundación, si en las células del feto se encuentra o no el gen de una determinada enfermedad. "Esta técnica", aseguró Jordan, `va a extenderse, y el problema será pronto determinar sobre qué enfermedades vale la pena efectuar el diagnóstico prenatal". Para él es evidente que la citada distrofia muscular o la fibrosis quística lo merecen. Tiene sus dudas con la hemofilia, "sobre la que existe un tratamiento muy eficaz". Los problemas graves, sin embargo, se plantearán ante la posibilidad de conocer, por ejemplo, si el niño va a ser alto o bajo.Aunque la sanidad pública no efectúe diagnósticos de este tipo, surgirán estructuras privadas que sí lo harán", opinó.

La aplicación de estas técnicas, en consecuencia, requiere una regulación, pero, precisó Jordan, "hay que evitar hacer leyes demasiado rápidamente. Se están planteando cuestiones nuevas sobre las que hay que reflexionar, pero sería muy arriesgado establecer de inmediato normas muy minuciosas, porque las técnicas se desarrollan a gran velocidad y pueden hacer' inservibles esas normas en muy poco tiempo".

Al hablar del gran dilema que se plantea ante los investigadores de su especialidad -identificar sólo los genes, y dejar al margen el 98% o 99% del genoma, o bien proceder a una secuenciación masiva-, Jordan se mostró cauto: "Es pronto para abordar la secuenciación masiva. Sería un trabajo enorme, caro y desproporIcionado. Sin embargo, es muy importante conocer todo el genoma humano, porque, al estudiar los genes selectivamente, seguro que nos dejaremos muchos fuera, sin identificar". Así, por ejemplo, en sus trabajos con el cromosoma 3 de la levadura se vio, al secuenciarlo, que tenía el doble de los genes previstos.

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