La verdad sobre el 'caso Gurb'
Eduardo Mendoza concluye hoy el folletín escrito por encargo de EL PAÍS
"Sin noticias de Gurb". Así concluye el folletín del mismo nombre que el novelista Eduardo Mendoza ha publicado en las páginas de este diario durante este mes. Adiós al buen alienígena y a su estrafalario compañero, perdidos en la jungla de la prodigiosa Barcelona. Cualquier día de estos nos toparemos con ellos en el bar del señor Joaquín y la señora Mercedes, comiendo tortilla de berenjenas y bebiendo cerveza, pero seremos incapaces de reconocerlos, ocultos bajo alguna de sus múltiples encarnaciones.
"Me ocurre siempre lo mismo cuando concluyo mis relatos", dice Mendoza. Para superar la añoranza, que es a la vez una liberación (empieza hoy mismo sus vacaciones), piensa meterse en el cine para ver a Arnold Schwarzenegger en ruta hacia Marte. Se confiesa profundo admirador de este actor: "He visto todas sus películas y me encanta. En versión original aún es peor que doblado".Su buen extraterrestre tiene muy poco que ver con los mutanies de Desafio total. "La primera idea del personaje gíró en torno a un barcelonés que se queda en la ciudad durante el mes de agosto, como ha sido mi caso. Pensé en principio en unas memorias imaginarias y de ahí derivé a un diario. Esta estructura me pareció más adecuada para un folletín de diario: puede alargarse y acortarse con facilidad y si el lector se salta uno de los capítulos no pasa nada, se entiende todo perfectamente".
Para la publicación del relato el escritor puso dos condiciones: que no se incluyeran párrafos destacados en la página y que en los resúmenes de los capítulos no se diera ninguna clave de lectura (del tipo "el escritor da una versión cínica de la sociedad..."). "Lo primero por una razón personal: de las entrevistas no suelo leer más quelos destacados, que para eso están, supongo. O sea, que no me convenía". En cuanto a la segunda condición, "dice el escritor: "Sí te disfrazas para hacer reir, no tiene sentido que anuncies que te vas a disfrazar para hacer reír. Eso ya lo descubrirá el lector, no hace falta darle pístas previas". `El relato no tiene momentos de clímax, no he trabajado con cartas marcadas. Me gusta que una anécdota abra posibilidades, pero evito agotarlas". Mozart ("salvando todas las distancias, faltaría inás") también componía así: temas sublimes que aparecen en un determinado momento, sin desarrollos posteriores, como imágenes del sueno que en el momento en que aparecen anuncian ya su propia disolución...
Sin continuidad
Gurb es un pueblo de la Plana de Vic. Mendoza se topó con él en un libro de historia. Nunca ha estado en Gurb, pero desde que descubrió el nombre se quedó con su fonética: "Tiene resonancias de cóniic", explica. Su Gurb extraterrestre, anuncia, ya no volverá, nunca más: "No daré continuidad a este relato. Mi única experiencia en este sentido la tuve con El misterio de la cripta embrujada. La pareja de extraterrestres se ha disuelto en el tejido urbano, ha quedado completamente asimilada. Se trata de un matrimonio mal avenido, que convive desde hace 800 años. El protagonista, el amigo de Gurb, es observador,religíoso, conservador, definitivamente de derechas: un señor de Barcelona".El extraterrestre de Mendoza no tiene nombre ni forma, aunque se lave los dientes cada noche. Asume personalidades de ot ros: "Llevo la lista de estas transformaciones. La que más me ha convencido es cuando asume, al mismo tiempo, el aspecto del duque y la duquesa de Kent para buscar piso".
El autor de La verdad sobre el caso Savolta empezó a escribir tumbado al sol en la playa, a mano. Ignoraba la extensión del escrito. Luego pasó al ordenador: "Eso me ha dado la posibilidad de controlar mejor la extensión, introducir repeticiones de párrafos y suprimir líneas con facilidad, atendiendo a las necesidades 'del diario". Mendoza, en todo momento, ha desacralizado el original que considera "un escrito de verano, ligero, sin mayor trascendencia". Pese a ello, costará acostumbrarse a no tener noticias de Gurb.
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