_
_
_
_
Tribuna:
Tribuna
Artículos estrictamente de opinión que responden al estilo propio del autor. Estos textos de opinión han de basarse en datos verificados y ser respetuosos con las personas aunque se critiquen sus actos. Todas las tribunas de opinión de personas ajenas a la Redacción de EL PAÍS llevarán, tras la última línea, un pie de autor —por conocido que éste sea— donde se indique el cargo, título, militancia política (en su caso) u ocupación principal, o la que esté o estuvo relacionada con el tema abordado

Escritores en Hollywood

Joe Gillis, el guionista encarnado por William Holden en Sunset Boulevard, se lamentaba: "La gente no sabe que alguien escribe las películas: se cree que los actores las van haciendo sobre la marcha". A este mito siguió el de que las películas eran tejidas en exclusiva por los directores. Hoy escritores y guionistas ya ocupan un discreto pero visible segundo plano y aun posiciones de estre¡lato como la de Shane Black (escritor de Arma letal) que acaba de recibir 1,75 millones de dólares (unos 190 millones de pesetas) por su próxima contribución a la historia del cine. Y más aún: Joe Esterhas (escritor de La caja de música) ha sido contratado por 3 millones de dólares (318 en pesetas) para su próximo guión.El recién publicado Writers in Hollywood, 1915-1951 (Escritores en Hollywood) es una entretenida travesía cronológica por el mundo de los escritores y guionistas que sirvieron a la industria cinematográfica desde los tiempos de las películas mudas hasta los albores de la caza de brujas maccarthista. lan Hamilton muestra en este libro su fascinación por los escritores tornados guionistas, desde Scott Fitzgerald, William Faulkner, Truman Capote, Lillian Hellman, Clifford Odets, Maxwell Anderson, William Inge, Arthur Miller y James Agee, a Raymond Chandler o Dashiell Hammett, pasando por quienes asumieron el control de su creación literaria y se convirtieron en directores: Billy Wilder, John Huston, Preston Sturges.

Más información
'La puta barata'
Un guión para el mejor

Todos se desplazaron hasta la soleada California por dinero. Herman Mankiewicz se lo dijo sin sutilezas en un telegrama a Ben Hecht en 1926: "Aquí se pueden hacer millones, y tu única competencia son unos idiotas". A Hollywood le interesaban los grandes nombres, como prueba el que Sam Goldwyn llegara a contratar a un Maurice Maeterlink, el premio Nobel de Literatura belga, ajeno a la más mínima experiencia cinematográfica e incapazpor ello de responder a las expectativas.

La profesión de guionista ocupaba los escalones más bajos de la pirámide social de Hollywood, pero Hamilton recuerda quebadie acudió allí forzado: "Se ha hablado mucho de lo que Hollywood hizo a fulano o a mengano. Esos escritores estaban en la industria voluntariamente; ganaron más dinero que los que no escribían películas, y en algunos casos se aplicaron con todas las de la ley a la nada insignificante tarea que tenían por delante. Y además se divirtieron".

Entre risas y sofocos, el libro es un recorrido por una actividad que hoy pocos escritores se tomarían con tanta devoción. "Escribir guiones nunca será más que una afición", dice el novelista británico Martin Amis, "porque viola el primer principio de lo que realmente es un escritor, su propio jefe". El escribir guiones tiene una doble ventaja, añade Amis: la compensación económica y el salir de casa. El autor de Dinero está emparentado con sus antiguos colegas de Hollywood, pero muestra más sabiduría.

Babelia

Las novedades literarias analizadas por los mejores críticos en nuestro boletín semanal
Recíbelo

Tu suscripción se está usando en otro dispositivo

¿Quieres añadir otro usuario a tu suscripción?

Si continúas leyendo en este dispositivo, no se podrá leer en el otro.

¿Por qué estás viendo esto?

Flecha

Tu suscripción se está usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PAÍS desde un dispositivo a la vez.

Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripción a la modalidad Premium, así podrás añadir otro usuario. Cada uno accederá con su propia cuenta de email, lo que os permitirá personalizar vuestra experiencia en EL PAÍS.

En el caso de no saber quién está usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contraseña aquí.

Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrará en tu dispositivo y en el de la otra persona que está usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aquí los términos y condiciones de la suscripción digital.

Archivado En

Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
_
_