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Gorbachov viaja a Washington dejando la casa sin barrer

La cumbre con Bush, bajo el signo de la incertidumbre

Pilar Bonet

El presidente soviético, Mijaíl Gorbachov, acude esta semana a su cita con el presidente George Bush en Washington dejando tras de sí un país convulsionado por una dolorosa metamorfosis y una situación económica en precipitado proceso de deterioro. La séptima cumbre soviético-norteamericana, si se cuentan también como tales los encuentros de Nueva York en diciembre de 1988 y de Malta en diciembre de 1989, se celebra, más que nunca desde que Gorbachov llegó al poder, en 1985, bajo el signo de la incertidumbre.

Se trata de una incertidumbre que tal vez obligue al máximo dirigente a dejar en Moscú, al frente de los arduos asuntos del Estado, a algunos de sus colaboradores más cercanos. Medios soviéticos aseguran que esto afecta a Alexandr Yákovlev, miembro del Consejo Presidencial y del Politburó y jefe de la Comisión Internacional del PCUS.Además de ser un veterano de cumbres anteriores y uno de los máximos expertos en política norteamericana, Yákovlev fue un exiliado muy especial de la época de Bréznev, como embajador en Canadá de 1973 a 1983. Fue precisamente en Ottawa, la ciudad que visita el presidente soviético antes de llegar a EE UU, donde Gorbachov recuperó a Yákovlev para Moscú.

La URSS que Gorbachov deja tras de sí esta semana es un país que se desintegra y que atraviesa un estado de desmoralización y una crisis de identidad. "La URSS ha dejado de hecho de ser una superpotencia" y "el emperador va desnudo" son dos frases que han llamado nuestra atención en los últimos días. La primera pertenece a Andréi Kortunov, un jefe de sección del Instituto de Estados Unidos y Canadá, y la segunda es parte de un chiste político oído en los pasillos del Parlamento soviético.

En el semanario Novedades de Moscú, Andréi Kortunov analizaba la próxima cumbre soviético-norteamericana y consideraba que éste será el último encuentro de las superpotencias. "El Tratado de Varsovia", escribía Kortunov, "pierde su validez, la economía se encuentra en un estado lamentable e incluso la continuación de la existencia en las fronteras precedentes está en cuestión".

Kortunov defendía la tesis según la cual la pérdida de la condición de superpotencia afecta no sólo a la URSS, sino también a EE UU, y señalaba que el último encuentro en la cumbre podría ser el "primer paso real en el camino de la formación de un nuevo orden mundial". Ambos países, afirmaba, podrían activar los mecanismos multilaterales de colaboración internacional y contribuir a formar nuevos, así como ponerse de acuerdo en iniciativas conjuntas sobre problemas regionales.

Según Kortunov, resulta extremadamente importante que Moscú y Washington tengan en cuenta las "debilidades objetivas mutuas". "La dirección norteamericana ( ... )", señalaba, "debe darse cuenta de que las cuestiones de política internacional se convierten en la URSS en objeto de lucha política interna". Este razonamiento es aplicado por otros analistas soviéticos a la pertenencia de la Alemania unida a la OTAN.

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"El que quiera librarse de Gorbachov que insista en la pertenencia de Alemania a la OTAN", afirmaba el comentarista Vladimir Markov, experto en temas alemanes. Markov, que recordaba las críticas efectuadas por Yegor Ligachov a la política exterior de la URSS, consideraba que algunos de los analistas soviéticos de la política internacional de su propio país razonan influidos por una lógica occidental y conocen mal la correlación de fuerzas reales existentes en la URSS.

"El incremento de la presión de la Administración norteamericana sobre Gorbachov puede reforzar a los conservadores en la URSS, y el anhelo de lograr las condiciones más ventajosas para EE UU de los tratados de desarme puede conducir en última instancia a que estos tratados no sean ratificados en el Sóviet Supremo", señalaba Kortunov.

El presidente de EE UU

[El presidente Bush se dirigió. anoche al pueblo soviético, a través de la televisión de la URSS, para señalar que intentaría convencer a Gorbachov de que la permanencia de una Alemania unida en la OTAN "contribuirá a la estabilidad de Europa", informa Efe. Bush agregó que si bien EE UU mantendrá una postura de cautela ante el problema del independentismo de las repúblicas del Báltico, "este conflicto dificultará el carácter abierto de las conversaciones" de la cumbre].

La incertidumbre que hoy vive la URSS y el temor a que Mijaíl Gorbachov tenga una posición frágil se traducen por lo menos en dos tendencias en medios diplomáticos occidentales en Moscú. Por una parte, un esfuerzo para transmitir a los centros de decisión política de Europa occidental que hay que activar los mecanismos de integración de la URS S en las nuevas estructuras europeas e incluirla ampliamente en planes de ayuda económica que hasta ahora apuntan más hacia los aliados europeos de Moscú. Por otra, una tendencia a diversificar contactos con fuerzas políticas que representan sectores de oposición a Gorbachov, tanto por la derecha como por la izquierda.

Un grupo de intelectuales rusos de conocida tendencia conservadora viajó recientemente por EE UU, y la Embajada norteamericana en Moscú cuida sus contactos con estos sectores. Altas fuentes diplomáticas occidentales empiezan a subrayar la idea de Estado soviético y a hablar de Gorbachov como la persona con la que hay que tratar actualmente en tanto que representante de este Estado. La misma mención de algo que es obvio refleja el cambio de percepciones sobre las realidades soviéticas producido en los últimos meses.

La desnudez del emperador es la nueva imagen que hoy sirve para describir cómo ven a Gorbachov muchos de sus conciudadanos que han perdido la fe en la perestroika. Hoy engrosan las filas de los descontentos a quienes una chispa como la subida de los precios recientemente anunciada puede hacer saltar.

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Sobre la firma

Pilar Bonet
Es periodista y analista. Durante 34 años fue corresponsal de EL PAÍS en la URSS, Rusia y espacio postsoviético.

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