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EL CAMBIO EN LA UNIÓN SOVIÉTICA

Los ingenieros militares pueden con Gorbachov

Lisichkin cree que Occidente debe actuar en la URSS como un misionero

Pilar Bonet

En su intento de imponer una reforma económica radical, Mijaíl Gorbachov no tiene aún "m la valentía ni la fuerza suficientes" para luchar con el "complejo militar industrial" de la Unión Soviética, un gigantesco mundo oculto de empresas y técnicos de alta cualificación educados sin limitaciones materiales y al margen de las leyes del mercado. Estos ingenieros que se incorporan a la industria civil son como seres de "otro planeta, incapaces de imaginar siquiera cómo ahorrar cinco rublos en la fabricación un cohete o un tanque".

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Ésta es la opinión del prestigioso economista y diputadoo soviético Guennadi Lisichkin, miembro del instituto del profesor Olek Bogomolov, la entidad dedicada a la economía de los países socialistas que es uno de los focos del pensamiento reformista radical en la URSS.Lisichkin se declara "escéptico" sobre las perspectivas de una reforma a fondo a corto plazo. Cree que la dirección soviética "no ha madurado aún bastante para tomar decisiones no tradicionales", pese a las declaraciones atrevidas de Gorbachov y la entrada del académico Stanislav Shatalin en el consejo presidencial.

Para Lisichkin, es "simplista" pensar que sólo el aparato burocrático frena la reforma. Él ve otras causas. La primera de ellas, el "complejo militar industrial". "Tenemos poca información sobre este complejo, pero todo nuestro país, del 80% al 90%, ha estado trabajando para él". "Imagínese la situación de un técnico superior que trabaja en un instituto de investigación del complejo militar industrial; un doctor en ciencias que ama su trabajo. Su destino está en cuestión, cuando le dicen que en vez de hacer cohetes tiene que hacer cacerolas. Es un drama económico, psicológico y personal".La 'conversia'

La conversia es el nombre que se da en ruso a la adaptación de la producción militar al sector civil. Es un proceso complejo para aprovechar las capacidades liberadas por los acuerdos soviético-americanos de reducción de armamento. La utilización civil de los técnicos de la industria militar es algo "muy dificil", según Lisichkin, porque "el complejo militar industrial se desarrolló en unas condiciones especiales en las que nadie tenía ni idea de las leyes del mercado. Cuando se fabricaba un carro de combate, a nadie se le ocurría pensar que tal vez se pudiera ahorrar en su construcción. La tragedia de este tipo de gente es que al pasar -a la producción pacífica no puede ni siquiera comprender, porque son como perros entrenados para cazar patos y ahora, cuando lo hacen muy bien, les dicen que pasen de largo ante los patos y se dediquen a cazar conejos u osos. Ésa es otra lógica y el pe.rro está confundido. Además, ¿cómo puede adaptarse alguien con galones de general. a un taller de reparación de neveras?".

Un segundo obstáculo para la reforma es el aluvión humano que supone la retirada de las tropas soviéticas de Europa del Este. Son centenares de miles de desmovilizados que buscan dónde colocarse o dónde vivir. Está además, la "gran construcción del comunismo", lo que Lisiclikin denomina "nuestra empresa principal". "Imagínese el destino de la fábrica de automóviles de Togliatti", señala, refiriéndose al complejo construido junto al Volga con ayuda de la Fiat italiana. En Togliatti se producen los utilítarios más corrientes de la URSS, unos modelos anticuados en Occidente. "¿Quién tiene la valentía de decirle a una empresa donde trabajan 120.000 personas que produce basura, que despilfarra recursos y metales y que lo que hace no puede considerarse coches?".

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Otro obstáculo es el funcionamiento de la agricultura. "El campesinado ha sido destruido, y en su lugar se ha instalado toda una burocracia, gentes que no producen nada ni saben hacerlo. Si se les da una granja occidental normal, se colgarían, porque no saben trabájar".

A todo esto se suma otro obstáculo psicológico. La idea propagada durante 72 años de que todos eran iguales y que iban a recibir gratis el pan, la carne y hasta la vivienda. "Por eso la posición de Gorbachov no es envidiable, y el hecho de haber admitido la necesidad de hacer una política impopular indica que entiende la situación". Lisichkin opina que Gorbachov acusa más la influencia de los mineros, los obreros metalúrgicos o los ferroviarios y los procesos en Europa del Este que del grupo de economistas refórmistas entre los que se incluyen Shatalin o Nikolái Shemliov.Lisichkin considera fundamental una reforma que haga que "el dinero sea dinero", dado que "el rublo tiene hoy un valor de 30 kópeks [centavos de rubloj y continúa cayendo". Cree que la URSS necesita algo semejante al Plan Marshall, que no es sólo dar dinero y comérselo, sino entregarlo de forma condicionada. "La experiencia mundial muestra que el movimiento del capital occidental en nuevas regiones ha ocurrido así: al principio llegó el misionero con la Biblia y sin dinero, pero hizo un trabajo de ilustración, preparó a los indígenas, y luego vino el capital. Ahora, Occidente podría ayudarse a si mismo con un papel mísionero, enseñando a sus socios, nuestros hombres de negocios, a negociar".

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Sobre la firma

Pilar Bonet
Es periodista y analista. Durante 34 años fue corresponsal de EL PAÍS en la URSS, Rusia y espacio postsoviético.

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