Pírrica recompensa

Asiduo lector del periódico EL PAÍS he leído con fecha 3 de abril de 1990 la noticia referente a la indemnización a los presos políticos del franquismo. Le ruego se sirva notificarme si la prevista enmienda se ha materializado en algo concreto.

Al señor Eduardo Martín Toval le informo de que yo he superado con exceso los tres años prescritos, después de ser condenado a la pena capital en 21 de agosto de 1939. Cinco meses después, 19 de enero de 1940, tras el indulto, fui agraciado con 30 años y... un día. Más tarde la cosa quedó en 20 años, y al fin, libera do por "irreprochable conducta" (sic) y la remisa de la pena por trabajo en el penal de San Miguel de los Reyes, Valencia, como maestro.

Dada mi edad, 72 años, no es cuestión de esperar a las calendas grecas. Mi curriculum vitae es breve, pero bien cargado, con tantos años de penal y tantas humillaciones sufridas: Nacido el 7 de julio de 1917. Maestro nacional: 1935. Soldado: julio de 1936. Teniente de infantería: mayo de 1937. Jefe de Estado Mayor de la División Zújar: 1938.

Prisionero en marzo de 1939 en el sector de Córdoba. Condenado a muerte en agosto de 1939.

Cárcel Modelo de Valencia hasta enero de 1940.

Penal de San Miguel de los Reyes hasta la liberación...

Al exilio, marzo de 1953. Marruecos, Argelia y al fin la ONU, nos trajeron a Bélgica, y en Lieja fijamos, la residencia.

Mi familia es tan reducida como este breve historial; mi esposa (de 62 años) y mi hijo (de 37 años), inválido físico-mental en silla de ruedas.

Si un día ese subsidio llega... será pírrica recompensa ante tanta ignominia- Herstal Bélgica.