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Entrevista:

Claude Simon: "La literatura no es nacionalista, es universal"

El premio Nobel de 1985 aboga en Vitoria por la separación entre arte y política

Pedro Gorospe

El escritor francés Claude Simon, Nobel de Literatura de 1985, prefiere no hablar del reconocimiento que supone este premio para la literatura del país receptor. "La literatura no es nacionalista, es universal", dijo el pasado martes en Vitoria el escritor, representante del nouveau roman. Partidario de separar la ideología del arte, Simon argumentó que el siglo XIX es el listón a partir del cual Marcel Proust y James Joyce sientan las bases de la verdadera narrativa.

El autor de La ruta de Flandes, más dedicado a las conferencias y a los viajes que a continuar su obra literaria, sostiene que a partir de estos autores se puede hablar de literatura en el sentido más amplio, sin limitaciones geográficas y mucho menos políticas. Simon puso el ejemplo del estancamiento artístico que han sufrido los países del Este europeo al generalizar un intento de unión entre la ideología y el arte. "Los resultados catastróficos de estancamiento y retraso social son más que suficientes para dejar las ideas y volver a los objetos, volver a prestar, en el caso de la literatura, toda la atención a su materialidad, la lengua".El escritor aseguró no saber cómo van a repercutir en la literatura los cambios que se están produciendo en el Este. "Es evidente", dijo el escritor, "que la eliminación de la censura es muy importante y van a aparecer necesariamente nuevas cosas. El cambio va a repercutir en la literatura".

Claude Simon es considerado por la crítica como el escritor más puro del noveau roman, un término que ha acabado por aceptar aunque prefiere hablar del estado de crisis. Un punto de partida que permite la edificación con rigor de una obra. "La sociedad está continuamente cambiando, la labor del artista es comprender y aceptar esos cambios al ritmo de los acontecimientos, pero fuera de cualquier consideración moral ligada al propio proceso del arte".

Para subrayar esta idea leyó una cita de Elie Faure fechada en los años veinte: "El arte no tiene nada que ver con ninguna finalidad social, sea la que sea, porque por muy alto que llegue nunca ha podido mantener a esa altura el equilibrio político del que sin lugar a dudas no constituye sino una imagen ideal, imposible incluso de asentarse y porque el pretendido instrumento de ese equilibrio, la moral, sólo reina sobre sus ruinas y huye en cuanto él reaparece".

Claude Simon se declaró en Vitoria detractor también de cualquier obra que huela a moralina. "No veo en ellas", explicó, "más que un ejemplo deplorable de literatura impregnada por la ley de la causalidad, con conclusiones esterotipadas que funcionan a modo de reflejos condicionados. Tampoco me gustan los personajes sin matices", dijo.

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Sobre la firma

Pedro Gorospe
Corresponsal en el País Vasco cubre la actualidad política, social y económica. Licenciado en Ciencias de la Información por la UPV-EHU, perteneció a las redacciones de la nueva Gaceta del Norte, Deia, Gaur Express y como productor la televisión pública vasca EITB antes de llegar a EL PAÍS. Es autor del libro El inconformismo de Koldo Saratxaga.

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