Retirada de una exposición en EE UU una fotografía de John Lennon desnudo
Continúa la censura de obras de arte
La fotografía censurada, obra de la artista Anne Leibowitz, muestra a John Lennon desnudo y tumbado en posición fetal, y formaba parte de una exposición en el Museo Municipal de Fullerton (California, EE UU), titulada Héroes, heroínas, ídolos e iconos. La presidenta del consejo del centro cultural Muckenthaler, Beverly Gunther, consideró la imagen inapropiada para el tema de la exposición, y afirmó que "el mensaje de la fotografía es exactamente el contrario del que pretende difundir la exposición, que es el de los héroes". Este veto coincide en estos días con la calificación de X de la película española iÁtame!, de Pedro Almodóvar, para su distribución en Estados Unidos y con un debate nacional en ese país sobre la censura de obras de arte.
Un vistazo superficial al modo de vida occidental parece sugerir que se vive en un relajado océano de permisividad. Pero desde que el sida ha dejado de ser una lejana amenaza sólo para minorías, y desde que la férula de Reagan y Thatcher impone su ley, se multiplican los ejemplos de censura.Una encuesta periodística entre médicos de Taiwan publicada hace una semana arroja la conclusión de que bailar la lambada más o menos conforme a los cánones brasileños provoca "excesiva afluencia de sangre" en los individuos de sexo masculino. Pero los médicos de Taipei también advierten de peligros de salud para las mujeres adictas al baile, que se anuncia comercialmente en el país como la danza prohibida. Según esos análisis, la lambada conduciría a "relaciones sexuales anormales", por lo que las chicas no deberían entregarse a ese ritmo sin previa prescripción facultativa.
La primavera pasada, un vídeo de la cantante Madonna fue acusado de "blasfemo" por asociaciones católicas italianas, y el escándalo alcanzó en Estados Unidos tal magnitud que la Pepsi Cola, que promocionaba el clip, canceló la campaña publicitaria en televisión. En España, el video de promoción del tema Like a prayer se emitió sin problemas.
Una auténtica telaraña de asociaciones estadounidenses de padres de familia o ligadas a credos fundamentalistas permanecen en pie de guerra contra las letras de rock, y denuncian como obscenas canciones de grupos heavy de la nueva hornada y también de figuras consagradas, como Lou Reed o Frank Zappa. El rockero Dee Snider argumentó que un estribillo suyo -"vas a pasar por mi cuchillo"- se refería al "miedo a la cirugía".
Los senadores de Pensilvania propusieron que los discos conflictivos llevasen una pegatina amarilla con la advertencia "para los padres" de que las letras describen o hacen apología de suicidio, sodomización, incesto, bestialidad, sadomasoquismo, relaciones sexuales violentas, asesinato, violencia morbosa, consumo ilegal de drogas o alcohol.
Europa
El fenómeno se contagió desde Estados Unidos a la sociedad británica gobernada por Margaret Thatcher. La censura televisiva, hace unos meses, de un vídeo en el que Cristo besaba a santa Teresa es sólo un síntoma. El país occidental que más de cerca ha sufrido las presiones de los integristas islámicos en el caso Rushdie contempla cotidianamente la resistencia de artistas significativos -en especial cineastas como Stephen Frears o escritores como Harold Pinter- ante el empuje puritano.En una Francia que consider a una grave amenaza a sus principios laicos el hecho de que unas muchachas musulmanas acudan a clase con los cabellos cubiertos, la indulgencia de la reciente sentencia de un tribunal de París respecto a los terroristas cruzados que en 1988 atentaron contra diversas salas que proyectaban la película de Scorsese, no ha despertado la menor indignación ni en la prensa ni en los medios políticos e intelectuales, informa Javier Valenzuela desde París.
El Parlamento italiano vive la polémica en torno a si ciertas canciones de los Rolling Stones incitan al consumo de drogas y si se debe prohibir su difusión. En Italia son habituales los secuestros judiciales de películas a instancias de denuncias particulares. Hace un año, el realizador Marco Bellocchio tuvo que intervenir ante las cámaras de la RAI en un coloquio sobre su película El diablo en el cuerpo, después de que la pasaran convenientemente desprovista de la fundamental escena de una fellatio.
Babelia
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