Coca por desarrollo
Retroceso en la estrategia financiera de Bolivia en la lucha contra el narcotráfico
La estrategia financiera y de la no violencia en Bolivia en la lucha contra el narcotráfico ha experimentado un retroceso cuando sólo falta poco más de un mes para la celebración de la cumbre de Cartagena de Indias, en la que estarán presentes los líderes de los países latinoamericanos afectados por el problema y contará con la presencia del presidente de EE UU, George Bush.
El ex subsecretario de Desarrollo alternativo del anterior Gobierno de Bolivia, Aníbal Aguilar, ha dicho en declaraciones a EL PAÍS: "Bolivia ha cedido posiciones estratégicas en asuntos tan importantes como el financiero y el de la no violencia. Todo el plan previsto debía ejecutarse preservando la paz social como elemento básico para convencer al campesinado y atraer a los inversionistas extranjeros". En medios del Gobierno se habla ya de la guerra que se librará próximamente contra los traficantes y en la que, dice la oposición, los primeros muertos serán los campesinos productores de hoja de coca, materia prima de la cocaína.Bolivia produce alrededor de 160.000 toneladas de hoja de coca al año, según datos del Senado boliviano. Cerca de 300.000 personas están involucradas tanto en el cultivo de cocales como en la producción de pasta base o sulfato de cocaína.
El Gobierno anterior promulgó una ley contra estupefacientes y suscribió convenios para erradicar hasta 5.000 hectáreas por año a cambio de pagos e incentivos a los campesinos para sustituir cultivos. El experimento resultó positivo en los yungas de La Paz hasta el momento de la cosecha del café, que coincidió con su baja de precios y la declaración de mercado abierto para todos los miembros de la organización internacional del café.
El plan Coca por Desarrollo del actual Gobierno planea una inversión de 3.500 millones de dólares (unos 385.000 millones pesetas) en un período de ocho años. Pero a la luz del plan Bennett -estrategia nacional norteamericana contra la droga-, EE UU programó una ayuda de 280 millones de dólares para 1.991 (30.800 millones de pesetas), a compartir entre Bolivia, Perú y Colombia.
Según los asesores económicos del actual Gobierno, "la pérdida del ingreso ocasionada por la sustitución" sería del orcien de los 490 millones de dólares (53.900 millones de pesetas).
EE UU tiene prevista este año una ayuda de casi 26 millones de dólares (2.860 millones de pesetas) para la lucha antidroga, mantenimiento de los cerca de 40 agentes de la DEA -la agencia antinarcóticos de EE UU- en Bolivia, equipamiento bélico y programas agricolas de desarrollo alternativo. Adicionalmente ha comprometido 30 millones de dólares (3.300 millones de pesetas) si el Gobierno boliviano ingresa en la lucha contra el narcotráfico.
Desde el embajador estado- unidense, Robert Gelbard, hasta funcionarios de organizaciones no gubernamentales que trabajan - con el apoyo de EE UU han insistido últimamente en la conveniencia de militarizar la lucha. Parlamentarios, entre ellos varios oficialistas, expresaron su protesta por la abierta injerencia en asuntos internos del embajador estadounidense, que aboga con insistencia por la participación del Ejército en la lucha.
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