'Insölit', la fantasta y la ternura de los perdedores
Vol.ras estrena su último espectáculo en Madrid
Joan Cusó, Joan Faneca y Joan Segalés, componentes del grupo teatral Vol.ras, vieron frustrada su intención de presentar el espectáculo Insölit en un vagón del metro. La huelga transformó el vagón en autobús y la improvisada actuación se llevó a cabo frente al Retiro madrileño. Insölit es "un juego de fantasía con personajes chaplinescos que no tienen principio ni fin", afirmó Cusó. En el teatro Figaro, a partir de hoy, los madrileños podrán ver esta obra que ya ha tenido 80.000 espectadores en toda España.
Vol.Ras cumple ahora diez años de existencia, algo que en opinión de sus tres componentes, (fue una manifestación coral), "es un milagro, una satisfacción y también un engorro por tener que soportarnos". En este tiempo han montado seis espectáculos, El Cas de la Patata Rossa, Cavallet d'Il.lusions, Strip-Tease, Flight, y Oh! Stress. "En ninguno de ellos hemos repetido fórmula, aunque una característica nuestra siempre ha sido utilizar muy escasamente las palabras".Insölit es una obra de hora y media de duración en la que nunca se utiliza el diálogo. "Son historias de personajes muy comunes en actitudes cotidianas que se rompen para construir un mundo de fantasía. El humor, siempre presente, no persigue la carcajada, sino la complicidad y la ternura; en este aspecto, Insölit es una obra que puede ver cualquier tipo de público".
La obra, que ha tenido gran éxito en Cataluña y Andalucía, se arropa en una banda sonora con temas de películas musicales, en la escenografía de Quico Estivill y el vestuario de Antonio Belart. La escenografía, "rompe también con los esquemas clásicos al estar continuamente llena de efectos especiales, de sorpresas y hallazgos que dan continuidad a la obra. Hemos tenido una gran suerte de contar con la colaboración de Quico, y de que él trabaje con la libertad de un pintor, sin las limitaciones de la escenografía clásica"; afirma Joan Segalés.
El espectáculo que estará durante dos meses en el teatro Fígaro de Madrid, continuará en septiembre en el Victoria de Barcelona, marchará después a Tokio para participar en su festival de teatro, y finalmente festejará su segundo cumpleaños en París.
Con esta obra, Vol.ras ha pretendido "huir del gag automático, de la gracia fácil. Queremos generar emoción, poesía, y estamos contentos de ver que el público lo percibe y le gusta".
Desayuno en el autobús
La idea era convocar a los periodistas en un vagón del metro a las 11 de la mañana, para asistir a la representación de un sketch de Insölit y celebrar después una rueda de prensa. La idea no era mala, pero el azar, en este caso la extraña huelga convocada en el Metro de Madrid -extraña porque se continúa trabajando-, se encargó de mejorarla. Cámaras de televisión, fotógrafos, informadores y los componentes del grupo celebraron un insólito desayuno de trabajo en un destartalado autobús frente a la entrada del parque del Retiro de la plaza de la Independencia. Desayuno de cava y vodka.Antes, los componentes de Vol.ras habían asombrado a los viandantes: dos maletas, un paraguas, y el antiautoritario vesturario de Belart (un estilo Charlot pasado por las tijeras del pensamiento débil) eran sus armas. Todo lo demás fue gesto, mueca, baile, para construir tres seres indefensos, tiernos, perplejos ellos mismos de que la fantasía les hiciera libres.
Cuando los tres juanes (Segalés, Faneca y Cusó) terminaron su número de baile recibieron los aplausos de los habituales del Retiro, es decir, de japoneses, de mamás y de niños. "Esto me gusta, son unos payasetes", comentó un qnano en excursión escolar. Unicamente el regador municipal pareció no advertirlos. Y es que siempre - es mejor el dolce far niente que la huelga.
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