Dienstbier: "Nuestro quijotismo ha demostrado ser la única política válida"
El ministro de Exteriores de Checoslovaquia recibe hoy a Fernández Ordóñez
"Los hombres prudentes nos llamaban quijotes durante la época de la Carta 77, en los tiempos de la oposición, pero nuestra ingenuidad y nuestro quijotismo han demostrado ser la única política válida", asegura a EL PAÍS el ministro de Asuntos Exteriores de Checoslovaquia, Jiri Dienstbier, quien añade: "De otra forma, nos agitaríamos aún en un sistema semitotalitario". Dienstbier recibirá en Praga a su homólogo español, Francisco Fernández Ordóñez.
Dienstbier cree que debe reforzarse la colaboración de la España moderna y democrática y una Checoslovaquia que se esfuerza por volver a Europa. Éste es un resumen de la entrevista.Pregunta. Usted declaró hace poco que Checoslovaquia no quiere desempeñar en Europa el papel de puente, sino ser un eslabón en la cadena de pueblos libres. ¿Qué prioridades hay en la nueva política exterior?
Respuesta. Tras 100 días de Gobierno hemos normalizado relaciones con la mayoría de los países, tergiversadas por la situación anterior. Hemos creado las premisas para mantener contactos de igual a igual con la URSS y hemos firmado un convenio sobre la retirada de su Ejército. Nos vamos convirtiendo en un partenaire no sólo de los respectivos países, sino también de múltiples organizaciones: existen, por ejemplo, todas las condiciones para que el Consejo de Europa apruebe nuestro ingreso como miembro asociado esta misma primavera y, tras las elecciones checolosvacas de junio, aspiraremos a la calidad de miembro ordinario.
P. El día 17 se celebró en Praga la sesión de ministros de Exteriores de los países miembros del Tratado de Varsovia, donde usted pudo explicar más detalladamente las ideas de Checoslovaquia sobre la futura organización de Europa, incluso la integración de Alemania, y propuso a Praga come, sede de una comisión de seguridad europea.
R. De hecho, se trató de la primera sesión del Tratado de Varsovia en que había varios ministros de Exteriores nuevos; era a la vez la primera sesión de la organización en que todos podían expresar libremente y con iguales derechos sus ideas. Creo que eso ha sido el resultado principal: poder intercambiar no sólo las opiniones idénticas sino también las contrarias y reconocer que nos encontramos en una fase de búsqueda, y eso no sólo en el marco del Tratado de Varsovia, sino en todas partes. Hemos propuesto la constitución de una comisión de seguridad europea que funcionaría en el espíritu de la Carta de la ONU como organización regional para la seguridad en todo el área del proceso de Helsinki, desde San Francisco hasta VIadivostok; en su marco iríamos sustituyendo las estructuras de la división por las de la unión. En cuanto a la unificación de Alemania, no hay que seguir discutiéndola, puesto que ya es una realidad, pero esa unificación podría actuar como un motor del proceso europeo.
Europa y nacionalismo
P. ¿Cómo construir esa casa europea común viendo que regiones enteras han vuelto a ser sacudidas por olas de nacionalismo?
R. A mi juicio, dichos problemas nacionales aparecieron durante años en el Occidente y era posible buscar soluciones, mientras en Europa oriental estaban ocultos bajo el poder totalitario, y ahora con la distensión van resurgiendo en un estado mucho peor. Pero por otro lado existe algo sumamente positivo: es la realidad de que al cabo de ese periodo de congelación el mundo ha evolucionado tanto que hoy día incluso muchos nacionalistas son conscientes de dos cosas: en primer lugar, que la violencia es absurda como un programa político. Segundo, se trata de la toma de conciencia de que en el mundo de hoy, tendente a la integración, sería dificil seguir defendiendo un programa de exclusividad nacional.
P. Checolosvaquia se está preparando en las nuevas condiciones para el estreno de las relaciones checoslovaco-españolas Su limitación en la historia moderna ha sido paradójica, puesto que España era precisamente un país muy relacionado con nosotros en el pasado.
R. Creo que nuestras relacio nes con España fueron siempre un poco específicas. Había esferas en que eran muy intensas, por ejemplo en la cultura, y gracias a ello disponemos de un punto de partida. Pero tenemos con España otros recuerdos comunes. Quiero subrayar que los diplomáticos españoles en Praga mantuvieron contactos con flogoneros, lavacristales y otros que después fueron nombrados presidentes, ministros, etcétera, lo que era un apoyo activo y un reconocimiento de la oposición checoslovaca. Además, podemos aprovechar los conocimientos españoles del periodo de transición hacia la democracia. Destaca también el campo de la economía, donde España ha progresado considerablemente.
P. El filósofo español Miguel de Unamuno se refirió a la necesidad de "españolizar Earopa" en el espíritu de Don Quijote. También ustedes son en cierta forma portadores del ideal quijotesco, al haber declarado en la primera sesión pública de los firmantes de la Carta 77 que la moral no tiene que hacer concesiones en la política.
R. Temo que Europa no siempre comprenda bien a Don Quijote. Muchas veces le hemos simplificado como a un loco. Durante todo el tiempo de la Carta 77 los hombres prudentes nos llamaban quijotes, pero nuestra ingenuidad y nuestro quijotismo han demostrado ser finalmente la única política válida. Si hubiéramos procedido de otra forma, no dispondríamos de bases en nuestra democracia y nos agitaríamos en un sistema reformista semitotalitario. Luchamos por todo lo sustancial y lo hemos logrado. No quiero decir que todo esté en orden, pero hemos creado las premisas para la libre autorrealización.
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