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UNA NUEVA EUROPA

Giscard: "Hay que ir hacia la federación continental"

El ex presidente francés cree que la neutralización de Alemania pararía la construcción comunitaria

Andrés Ortega

Valéry Giscard d'Estaing cree llegada la hora de que la Comunidad Europea dé un salto político hacia un sistema federal, aunque no centralizado, según afirma en esta entrevista, realizada en Madrid con ocasión de la reunión del Comité Monetario, organismo informal que empuja hacia la unión monetaria de los doce. Ex presidente de la República Francesa, presidente del Movimiento Europeo, eurodiputado, Giscard cree que hay que aprovechar la ocasión de la unificación alemana para dar este salto. La construcción europea se pararía, por otra parte, si la Alemania unida se neutralizara.

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Valéry Giscard d'Estaing, nacido en Koblenz (República Federal de Alemania) en 1926, no teme la reunificación alemana. "Es una vuelta a lo normal. Estabamos acostumbrados a considerar como normal una situación en todo excepcional. La división de Alemania en dos fue un resultado de la guerra, y un resultado provisional". Respecto al III Reich, considera que, desde el punto de vista de las fronteras, aquél llegaba mucho más lejos de lo que va a ser la nueva Alemania, que además, "por primera vez en su historia, ha vivido una larga práctica democrática".Temor, pues, no. Aunque "se puede tener un sentimiento de pesar de que no se hayan utilizado mejor los 40 años precedentes para acelerar la construcción europea. No hemos hecho progresar hasta ahora la concepción federativa de la Comunidad". "Hemos creado el Mercado Común", explica, "y luego el espacio único. Nos hemos dotado de instituciones adaptadas -de modo imperfecto- a la gestión de ese espacio único. Mire las declaraciones hechas recientemente por Felipe González", que Giscard afirma compartir. "El progreso que necesitamos ahora es político, es decir, federativo". Giscard ve dos caminos: "Gestionar mejor lo que tenemos en común, el espacio único y mañana la unión monetaria. O poner en pie instituciones políticas federativas. Hasta ahora no se ha abordado el dossier sobre qué es lo que los países quieren poner en cornún".

Giscard ha sido el encargado de elaborar el informe del Parlamento Europeo Justamente sobre este tema de crucial importancia. Presentará su anteproyecto el próximo miércoles en la comisión correspondiente de la Eurocámara. Sus primeras conclusiones sobre el reparto de competencias entre el nivel, federal de la unión europea y el nacional sugieren que "la naturaleza de nuestros Estados, de nuestra tradición cultural e histórica, lleva a que debamos intentar crear una federación muy descentralizada. No debemos hacer una federación unificadora".Aunque considera que aún es pronto para detallar el reparto de competencias entre las instancias comunitarias y las nacionales, sugiere poner en común las que resultan de los tratados. Después hay todas aquellas de naturaleza transnacional. Por ejemplo, los problemas transnacionales del medio ambiente. En materia educativa hay que permanecer nacionales, aunque las equivalencias o del acceso de los unos al sistema educativo de los otros debe ser objeto de una armonización en una federación".

Dos niveles diplomáticos

En materia de política exterior, señala, "son necesarios dos niveles. Las relaciones con las superpotencias y los problemas de equilibrio internacional deben ser comunitarios. Por el contrario, las acciones bilaterales vinculadas a las tradiciones históricas y culturales pueden permanecer nacionales. Por ejemplo, las relaciones de España con América Latina o de Francia con la francofonía. Finalmente, tiene que haber una estrategia común en materia de defensa, es decir, una actitud común. Pero la ejecución de la política de defensa debe ser nacional".

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Respecto a la OTAN, considera que "actualmente no hay estructura de sustitución, por lo que hay que conservarla", aunque "la emergencia de un polo político en Europa occidental debe tener una identidad reconocida. en el interior de la OTAN. Y hay que llevar a cabo esta reflexión con los alemanes". Por otra parte, prosigue el ex presidente francés, "la eventualidad de una neutralización de Alemania implicaría el paro de la construcción europea. No es sólo una cuestión de defensa, pues no se puede imaginar dar objetivos políticos a la unión de Europa si desde el principio un país importante tuviera una actitud de defensa en contradicción con los demás. Cuando el presidente González dice que hay que pasar a la etapa de la unión política, implica que no puede haber neutralización de Alemania".

Aunque considera que en 1990 los alemanes "van a estar absortos en un 80% por los asuntos internos alemanes, después van a sentir la necesidad de acrecentar las relaciones con sus socios". Respecto a la relación entre la unión monetaria de las dos Alemanias y el proceso hacia la unión económica y monetaria europea, Giscard cree que "si se coge la ocasión, esta incidencia puede ser positiva. La unión monetaria de las dos Alemanlas significa que los alemanes reconocen ya que la unión monetaria es indisociable de la unión política. Significa también que nosotros no podemos hacer la unión política sin la unión nionetaria".

"Desde el momento", prosigue, "en que vamos a tener en Europa una moneda muy importante como el marco alemán, necesitamos una moneda común". Nos interesa a los demás europeos de la Comunidad. ¿A los alemanes también? "A todos", asegura Giscard, para quien ahora "hay que acelerar el papel y los preparativos para una moneda común, es decir, el ECU".

Tras la unidad alemana, cree que el sistema de alianzas en la CE va a cambiar. "Van a aparecer distintos conjuntos, no hostiles, sino contrapesos. Va a haber una aproximación de los países del Benelux. Los países del cuadrado latino -España, Francia, Italia y Portugal- van a tener que evaluar en común algunas de las consecuencias del equilibrio presupuestario y económico de la Comunidad. Estos cuatro países representan la mitad de la población comunitaria. Alemania reunificada representa menos de una cuarta parte del total".

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