"¡Daniel, Daniel, Daniel!"
El presidente de Nicaragua cerró su campaña, electoral con fanfarrias y desfile
"¡Quiquiriquí!". Daniel Ortega entra en la plaza de Carlos Fonseca de Managua con algarabía y fanfarria. La Sonora Dinamita ataca con estruendo una cumbia electoral y los vítores de una legión de pobres y humildes cubren las últimas reverberaciones del quiquiriquí radiofónico que anunció la llegada del "gallo ennavajado". "¡Daniel, Daniel, Daniel!", "¡Todo será mejor, todo será mejor!". Este martes, a la seis de la tarde, la plaza de Carlos Fonseca Amador era una mancha rojinegra, salpicada de esperanza y escepticismo.
El Frente Sandinista cerró su campaña electoral con una concentración final y un recorrido de sus dos candidatos, Daniel Ortega y Sergio Ramírez, por las principales arterias de una ciudad que todavía expone las cicatrices del terremoto de 1972 o las dismula con la frondosidad de los palmerales.En un pequeño camión adaptado como tribuna ambulante, el gallomóvil, precedido por otro que despanzurran los equipos de televisión y los fotógrafos, el candidato dedica más de cuatro horas a atravesar la ciudad. Ortega saluda a sus posibles votantes y levanta los brazos. En sus muñecas ha anudado dos pañuelos con los colores del FSLN, rojo y negro, y las puntas cuelgan a modo de flecos. No hay brisa para hacerlos tremolar. Cincuenta metros por delante de la caravana electoral, cuatro militantes del Frente Sandinista conducen a hombros un féretro con las siglas de la oposición (UNO) y las de la desaparecida Guardia Nacional de Somoza.
Orquestinas, comisarios del partido en el Gobierno, bufones que improvisan astracanadas políticas, vendedores de refrescos y agua fría y Yamilé entretienen la espera de quienes en las desastrosas avenidas de Managua aguardan la llegada de Ortega. "¡Miradla, ahí está.Yamilé doblando todo su cuerpo. Yamilé, contorsionista moderna y artista internacional", vocea quien parece tener planes para ella.
"Mi amor, no te olvides..."
En el otro extremo de la ciudad, mientras el gallomóvil se acerca a la plaza, 1.200 mutilados de guerra hacen su entrada en Managua en formación y con aparejos militares. Mancos, cojos e inválidos en enfrentamientos con la contra, el batallón de tullidos, que recibirá un saludo especial de Ortega, salió el pasado día 5 de una zona fronteriza con Honduras para poder llegar a tiempo al cierre de campaña.
El Frente Sandinista ocupó el martes la capital de Nicaragua, y las emisoras de radio fieles al sandinismo machacaron a los oyentes con la jaculatoria de todos los días, recitada con preocupante- excitación: "¡Cinco, cinco, cineci, cinco, casilla cinco, casilla cinco! [ocupada en la papeleta electoral por los hombres de la Junta en el poder]. ¡Cinco, cinco, cinco, casilla cinco!". Una locutora de La Voz de Nicaragua recomienida así: "Mi amor, no te olvides de votar en la casilla cinco. Casilla cinco, criaturita".
En la explanada de Carlos Fonseca, miles de personas buscan acomodo y una sombra imposible horas antes de que Sergio Ramírez, candidato a la vicepresidencia, y Daniel Ortega hagan su aparición. Piezas de Carlos
Mejía Godoy y los de Palacauina y un nutrido cancionero electoral amenizan una tarde cercana a los 3-55 grados. Una señora entrada en años ofrece una tarta de merengue rosa que se derrumba al sol.
Cien chavales han trepado por los andamios de un cartelón electoral de 30 por 10 metros para dorninar la tarima presidencial, y otros se encaraman a la estructura de las tracas y fuegos de artificio que despedirán la fiesta política. "¡Manos, cuidado, estáis sobre pólvora!", avisa el encargado del micrófono. La multitud, la mayoría con camisetas y viseras electorales, aumenta, y en ella destacan varios corrillos de Hare Krisna, con pañuelo sandinista y escote cruzado con una túnica amarilla.
Con la plaza repleta, llega Daniel Ortega. Aclamado, satisfecho por el éxito de la movilización, el gallo quiere saludar a todos, complacer todos los parabienes que emergen del agitar de banderas y estandartes sandinistas. Luego vendrá el discurso. "Vio usted el acto de la UNO", pregunta un joven rojinegro. "¿A que somos más y mejores?".
Españoles en Managua
El general español Agustín Quesada, jefe de los observadores militares de las Naciones Unidas en América Central, afirmó el martes haber recibido garantías de la contra nicaragüense y del Frente Farabundo Martí para la Liberación Nacional (FMLN), de El Salvador, de que las unidades a sus órdenes no serán atacadas por esas fuerzas irregulares.El militar conversó en Managua con políticos y observadores españoles desplazados a Nicaragua para seguir las controvertidas elecciones de este país centroamericano. Elena Flores, responsable de relaciones exteriores del PSOE, representa a la Internacional Socialista, y Fernando Suárez, eurodiputado del Partido Popular, preside una delegación del Parlamento Europeo.
El general Quesada celebró una conferencia de prensa enla sede diplomática con periodistas españoles e informó de que el suministro de armas a las guerrillas todavía continúa en Centroamérica, pese al incremento de los controles Quesada se entrevistó con la dirección de la contra y del FMLN y obtuvo información gráfica y mapas sobre zonas minadas y peligrosas.
La Embajada española re gistró la entrada demás de 100 españoles; entre ellos, el alcalde de Marinaleda, miembro de un comité de solidaridad con Nicaragua y acreditado también como enviado de la emisora Radio América, de Jesús Quintero, El Loco de la Colina. "Ha sido un milagro alojarlos a todos", comentó el embajador español, Miguel Angel Fernández.
El colectivo Ambrosio Mogorrón, nombre de un asistente técnico vasco que, según la organización, murió hace años en una emboscada de la contra, controla la entrada de otros muchos españoles, todos simpatizantes del sandinismo. La mayoría no comunica su llegada a la embajada, y se ocupan en tareas asistenciales y proyectos de cooperación.
Diversos alcaldes españoles han llegado a la capital nicaragüense pocos días antes del cierre de la campaña electoral; entre ellos, cuatro o cinco alcaldes de la Federación Catalana de Municipios.
Elena Flores dijo a este periódico que confía en unas votaciones tranquilas. "No creo que haya violencia, a no ser que la victoria sea muy ajustada y cree problemas aislados, bien por euforia o por depresión". La dirigente socialista expresó su satisfacción por la normalidad del proceso electoral nicaragüense, que homologó al de cualquier otro país con sistema democrático.
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