Grupos extranjeros recuperan para su explotación viejos balnearios abandonados
Los balnearios españoles comienzan a despertarse de un largo sueño. Tras medio siglo de crítica situación, provocada por el espectacular avance de la farmacología, el proceso de reconversión también llega al sector termal español. La integración progresiva del termalismo en el régimen de la Seguridad Social y la penetración de capital extranjero, que acaba de adquirir el balneario lucense de San Xoán de Guitiriz, son pruebas evidentes de que recuperan interés entre usuarios e inversores.
Hace tres años un grupo suizo compró el balneario de Pallarés, en Zaragoza, cuyo lago termal es único en España. El interés de inversores extranjeros en el sector balneario y de las aguas medicinales españolas ha vuelto a traducirse en otra adquisición, por parte de capital europeo de un balneario español, esta vez el de San Xoán de Guitiriz, en la provincia de Lugo.Un grupo alemán, con implantación en el sector y propietario de una estación termal en Selva Negra, ha comprado por 150 millones de pesetas a la sociedad Balmiesa, el balneario de San Xoán, cuyas instalaciones llevan cerradas una década.
La sobriedad del gigantesco edificio, de principios de siglo, contrasta con la apariencia semirruinosa que ofrece. La intención de los nuevos propietarios es la de reformar las instalaciones, para su puesta en funcionamiento de manera progresiva. Este verano se abrirán los servicios de piscina, baño y sauna, totalmente remozados.
Termalismo social
Una vez cumplidos estos objetivos, la villa de Guitiriz, a mitad de camino entre las ciudades de Lugo y La Coruña, en plena Nacional VI, recobrará parte de la importancia termal que en otro tiempo tuvo, y sus aguas minero-medicinales, radiactivas, volverán a curar reumatismos, problemas digestivos e infecciones en la piel.La crisis del sector termal español que ha visto cómo se han ido cerrando y deteriorando varios balnearios seculares tiene varios frentes; uno de ellos, de enorme importancia para la Asociación Nacional de Estaciones Termales, es la inclusión del tratamiento termal en el régimen de la Seguridad Social. Los primeros pasos ya se han dado, con la puesta en marcha, el año pasado, del programa piloto por el cual la Administración subvencionó la estancia de miles de jubilados en balnearios nacionales.
El Boletín Oficial del Estado del 2 de febrero publicó las bases del convenio de este año: el Inserso subvenciona el 50% de la estancia y el tratamiento de más de 31.000 jubilados en 29 balnearios de España. El Ministerio de Asuntos Sociales destinará este año 850 millones al proyecto del termalismo social. Una cantidad reducida si se compara con la que se invierte en países como Italia, Francia o la República Federal de Alemania, donde la cura termal está totalmente sufragada por la medicina pública.
"A un ciudadano francés, alemán, italiano o belga, su seguridad social lo envía a un balneario, le da la baja en la empresa y le subvenciona, en parte o en todo su estancia en el balneario", dice Antonio Franco, presidente de la Asociación Nacional de Estaciones Termales (ANET).
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