Principio de acuerdo entre soviéticos y húngaros para una pronta retirada de las tropas de la URSS

El fin de la presencia militar soviética en Hungría, después de 45 años, comenzó a vislumbrarse ayer después de que Moscú anunciara que ha llegado a un acuerdo para que sus tropas en territorio húngaro permanezcan justo el tiempo que sean de utilidad. El primer ministro húngaro, Miklos Nemeth, informó al Parlamento que las conversaciones soviéticohúngaras sobre la retirada de todas las fuerzas soviéticas comenzarán en breve, "lo antes posible"."He hablado con el primer ministro soviético, Nikolai Rizkov", dijo Nemeth, "un par de veces en estas últimas semanas y ambos pensamos que el estacionamiento de tropas de la URSS en nuestro país es el resultado de una política y unos conceptos militares desfasados, y no hay en estos momentos razones políticas o militares para su permanencia". El primer ministro húngaro añadió: "El Ejército de Hungría es suficientemente capaz de defender por sí mismo la integridad y la soberanía territorial de nuestro país. La actual situación estratégica y geopolítica de Hungría hace posible que la URSS retire sus tropas lo antes posible". En su alocución, Nemeth dijo que expertos húngaros y soviéticos mantendrán una reunión en Budapest "dentro de pocos días" para discutir el calendario de la retirada, que estará supeditado a las necesidades que imponga el repliegue de las tropas de la URSS y su sustitución por unidades húngaras.

Situación favorable

"La situación internacional es favorable y nuestra imagen de enemigo ha cambiado", añadió el primer ministro, quien añadió que su país desea tener un papel activo en las conversaciones de Viena entre la OTAN y el Pacto de Varsovia. Aún quedan en Hungría unos 52.000 soldados soviéticos, después de que en el pasado mes de abril desfilaran hacia casa los primeros carros de combate de la URSS.La retirada soviética no está desconectada de los problemas domésticos que afronta Nemeth. Ayer, su ministro del Interior, Istvan Horvath, presentó su dimisión al Parlamento, dando por finalizado otro capítulo de los escándalos sobre escuchas telefónicas clandestinas. "He decidido presentar mi dimisión", dijo Horvath, "porque en una democracia, en un Estado de derecho, ésta es la costumbre".

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