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Reacciones moderadas

Enfrentado a una situación que no podía controlar, Gorbachov ha decidido utilizar todos los medios a su alcance. La entrada del Ejército soviético en Bakú en la noche del viernes es la primera gran operación militar de la URSS después de su intervención en Afganistán, hace 10 años, y la más sangrienta tras la invasión de Budapest por el Ejército Rojo, el 4 de noviembre de 1956.Para Gorbachov, que quiere presentarse como hombre dialogante y que se comprometió el año pasado, después de la terrible represión de Tiflis, a no utilizar al Ejército en operaciones de represión interna, es todo un fracaso. Falta saber cómo se restablecerá el orden no sólo en Bakú, sino en toda la república, que ha entrado en rebelión abierta contra el poder central y en guerra igualmente abierta con la vecina república de Armenia.

En todo caso, en el exterior las reacciones han sido moderadas. Washington, que, imprudentemente, invitó el mes pasado a Gorbachov a intervenir en Rumanía, ha dejado ver que "comprendía" la preocupación del Gobierno soviético. (... ) Ankara ha prometido asistencia a "todas las víctimas" de este "asunto interno de la Unión Soviética". (...)

Las autoridades de Teherán también han jugado a la moderación con la doble intención de no comprometer sus relaciones con el poderoso vecino del norte y de prevenir el contagio del nacionalismo azerí en el interior de sus propias fronteras. (...)

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22 de enero

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