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Los países del Este piden ayuda económica urgente para resolver sus problemas medioambientales

Isabel Ferrer

El acuerdo alcanzado ayer en Francfort con la adopción de la primera Carta Europea de la Salud Pública y el Medio Ambiente no impidió que los ministros de países del Este de Europa pidieran uno tras otro ayuda económica a sus colegas occidentales para resolver los problemas producidos por unas industrias nacionales en su mayor parte obsoletas. El texto es también el primer acuerdo internacional que establece un nexo claro entre el deterioro del ecosistema y los problemas sanitarios de la población, y considera la conservación de la naturaleza como un derecho humano fundamental.

La Carta fue suscrita sin reservas por 28 de los 32 miembros de la Oficina Regional para Europa de la Organización Mundial de la Salud (OMS), entre ellos España. Con la tranquilidad de consenso asegurada desde el principio, la emoción la pusieron, los representantes de países como Polonia, Checoslovaquia, la RDA y Hungría, al señalar la urgencia de una mayor cooperación en temas ecológicos entre las dos Europas, hasta ahora divididas por la guerra fría.El comisario europeo Carlo Ripa di Meana anunció ayer que la Agencia Europea de Medio Ambiente, recién aprobada, estará abierta a otros países ajenos a la Comunidad Europea. La CE también suscribió en bloque los principios de la Carta. En este punto, la RFA ofreció Berlín como sede de la agencia, dado el simbolismo de la ciudad en la nueva Europa que se avecina.

Discordancia británica

Sólo la intervención del Reino Unido empañó algo el ambiente de simpatía despertado por las peticiones de "solidaridad" de Piotr Mierzewski, secretario de Estado polaco de Sanidad y miembro del sindicato Solidaridad, y el aplomo con que su colega checo, el epidemiólogo Vladimir Kodat, aseguró que el nuevo Gobierno de Checoslovaquia cumpliría todas sus obligaciones para con la Carta.

Los británicos, entre tanto, expresaron su apoyo a cualquier esfuerzo internacional por preservar la naturaleza, "pero siempre sin olvidar que las decisiones políticas tomadas en el terreno del medio ambiente son muy caras y deben ir acompañadas de estudios científicos que garanticen buenos resultados".

La Carta Europea recién adoptada afirma por primera vez que la salud recibe los mayores golpes por parte de un ecosistema agobiado por la contaminación de las aguas, del aire, de productos agrícolas y de los animales destinados al consumo. Sólo en la RFA, por ejemplo, la producción de óxido nítrico se ha doblado en los últimos 20 años, convirtiendo la bronquitis crónica en la cuarta enfermedad más grave del país.

A sus hospitales acuden cada vez más niños con problemas de alergia y eczemas en la piel producidos por el mal estado del agua o el aire que respiran. En buena parte de los países europeos muy industrializados los niveles de contaminación de la leche materna superan 40 veces los hallados en la de vaca, según el estudio realizado por el epidemiólogo alemán F. Schwartz.

La Carta concluye con una llamada a los Gobiernos de Europa para que los planes del medio ambiente sean puntos esenciales de las políticas de la próxima década.

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