La físcal solicita la absolución de los acusados del supuesto robo a un joyero y que se investigue a la policía

La fiscal solicitó la absolución de Manuel Alba Melero y Virgilio Morales Santana, juzgados ayer en la Audiencia de Barcelona por el supuesto atraco al joyero Joaquín Reche, ya que puso en duda la comisión del robo, denunciado por la supuesta víctima el 22 de junio de 1984. Asimismo pidió la investigación de la actuación del entonces jefe de la Brigada de Atracos de Barcelona, Emilio Monge, el cual ayer admitió haber ordenado un registro en el despacho de la joyería a instancias del propio denunciante, el cual encontró "casualmente" la foto de uno de los supuestos atracadores en su oficina.

El supuesto robo al joyero Joaquín Reche se produjo en su domicilio, de la avenida de Madrid de Barcelona, el 22 de junio de 1984. "Dos individuos con la cara tapada entraron en mi casa y amenazándome con una pistola a mí y a mi hija me ordenaron que llamase al despacho para que llevaran muestrarios de joyas", explicó ayer el denunciante ante el tribunal. Reche era propietario en esa fecha de la empresa Joyerías Seleccionadas, despacho situado en el número 51 de la Via Laietana, frente al edificio de la jefatura Superior de Policía de Barcelona.De acuerdo con las primeras declaraciones del joyero, a su casa acudió el viajante Martín Cuesta con los muestrarios. Sin embargo, Reche posteriormente modificó esa versión y ayer aseguró en la sala que a su domicilio también fueron los dos ayudantes de Cuesta, Juan Ángel Borras y Eloy Díez Seaura. portando dos maletas con joyas. En el transcurso del juicio, el joyero se fue alterando a medida que le fueron requeridas explicaciones sobre las contradicciones en sus declaraciones. "¡Que coño voy a estar nervioso, lo que estoy es indignado!", exclamó.

Sin atestado

De los autores del supuesto robo no se supo nada hasta diciembre de 1984, cuando el joyero acudió a la Brigada de Atracos de la Policía para hablar con Monge tras haber encontrado "casualmente" un pasaporte con unas fotografías en una mesa de su despacho. Antes de esa fecha, el joyero cobró la indemnización de 10 millones de pesetas de la compañía aseguradora Unión Iberoamericana, parte personada en el procedimiento por considerarse estafada. El botín supuestamente sustraído ascendía a 15 millones de pesetas en joyas, de las que no se ha recuperado niguna.Reche dijo reconocer en las fotografías a uno de los supuestos atracadores, Manuel Alba Melero. "Fui a Jefatura llevando las fotografías y el pasaporte y me dijeron -en referencia a Emilio Monge- que las volviese a poner donde las había encontrado", explicó al tribunal. A los 10 minutos, tres inspectores de policía se presentaron en sus oficinas para practicar el registro sabiendo de antemano qué era lo que iban a encontrar y donde. Las fotos fueron halladas en una mesa que era utilizada por un empleado de Reche, Agustín Lorente, que fue detenido y posteriormente puesto en libertad. Lorente, que fue tiroteado por unos desconocidos, aseguró ayer que la policía le tendió una trampa y se refirió al registro como un "montaje". Tanto Lorente, como la supuesta víctima y uno de los presuntos atracadores, Virgilio Morales, se conocieron en la cárcel Modelo hace 15 años.

El ex jefe de la Brigada de Atracos, Emilio Monge, admitió que ordenó el registro por lo que le había contado el joyero y añadió que no lo hizo constar en el atestado policial por "querer dar un carácter cofidencial a la información y para proteger a Reche". Sin embargo, el responsable del grupo de atracos adjuntó a las diligencias judiciales el informe del registro omitiendo en qué circunstancias se realizó y haciendo ver que el hallazgo fue fruto de la investigación policial. Por ello, la fiscal solicitó al tribunal que se investigue la actuación de Monge.

El ex jefe de atracos precisó que dispensó un especial trato a Reche porque éste era amigo del entonces jefe del segundo grupo de la Jefatura de Policía, Francisco Enrique Riquel. Monge admitió que el registro que ordenó era "anormal", circunstancia también apreciada por los inspectores que lo llevaron a cabo ya que no se levantó ningún acta dando fe. "Me pareció extraño pero como se hizo con tanta urgencia no comenté nada", explicó uno de los inspectores.

Los dos acusados, Alba y Morales, negaron tener nada que ver con el supuesto robo aunque sí reconocieron su relación con la víctima, a la que habían conocido hace años. Tanto la fiscal como la abogada de la compañía aseguradora y los defensores de los procesados solicitaron la absolución ya que todos ellos se cuestionaron la veracidad del robo. Mientras, el abogado del joyero, personado en el procedimiento como acusación particular, pidió una multa para Morales, en calidad de encubridor, y 10 años de prisión para Alba, como autor material del supuesto robo.