El ciempiés desatinado
Ciempiés: pensamiento o cosa desatinada, confusa o incoherente, dice el diccionario, después de describir al animal de múltiples patitas, cuyos movimientos son también "inconexos y anárquicos", cita Manuel Trillo, impulsor del Grupo de Autoapoyo de Portadores del VIH y Enfermos de SIDA que lleva este nombre. llara que el ciempiés avance, son necesarios que, una a una, sus patas -sus miembros avancen.
Este peculiar ciempiés madrileño ha tenido en sus dos años de existencia -es el primer grupo y el más veterano, dado que, según Trillo, iniciativas similares se diseñan en Granada, Tenerife y Valencia- 300 participantes.
Cada miércoles por la tarde, en la sede del Comité anti SIDA de Madrid se reúnen entre 40 y 100 personas infectadas o enfermas de SIDA para hablar de su cotidianeidad -hospitalizaciones, sexo, trabajo...-, para recibir información sobre el último fármaco que se cuece en los laboratorios o entrenarse, de la mano de un experto, en técnicas de autocontrol contra la depresión y el estrés.
"La actitud positiva ante la vida y el no derrumbarse ante la enfermedad son importantísimos, más de lo que los médicos creen", asegura Trillo. Los asistentes van y vienen, sin mucha continuidad, por las hospitalizaciones o "porque hay gente que asiste durante tres semanas, se encuentra mejor y no necesita volver". Las sesiones se prolongan con las cañas de rigor.
Este ciempiés desatinado acoge a gentes con prácticas homosexuales, hemofílicos, drogodependientes, prostitutas, enfermol e infectados asintomáticos, al contrario que los grupos que se estilan en los países anglosajones, en los que no existe esta heterogeneidad solidaria tan beneficiosa para Juan, un ex toxicómano que asiste desde enero. "Mis amigos están aquí", confiesa, "no en la calle, donde sólo tengo, eso, colegas".
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