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Joan Miro, ilustrador y poeta

109 libros forman la más amplia exposición realizada hasta ahora sobre la actividad bibliófila del pintor

Una selección compuesta por 109 libros de bibliófilo, ilustrados por Joan Miró entre 1927 y 1981, constituye la exhaustiva exposición que quedó ayer inaugurada en la Fundación Joan Miró de Barcelona. 109 llibres amb Joan Miró, que permanecerá abierta al público hasta el 28 de enero de 1990, es la exposición más completa que nunca se haya hecho sobre el tema. Aporta información íntima sobre la actividad creativa del pintor catalán y descubre también su faceta de escritor y poeta. Al filo de su actividad ilustrativa, que se inició con el libro del poeta J. V. Foix Gertrudis, es posible revisitar la trayectoria global del artista descubriendo aspectos casi desconocidos al gran público de su comportamiento intelectual y literario.

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Un rincón reservado para uso del artista

La exposición 109 llibres amb Joan Miró pone de manifiesto la amplia actividad llustrativa ejercida por Joan Miró entre 1927 y 1981. Se descubre a través de ella cuáles fueron los escritores que despertaron su interés y hasta qué punto sintió devoción por los clásicos o por los surrealistas.Y se revelan os matices con los que Joan Miro afrontó su colaboración con los autores de su misma generación.

Hasta 1927, la relación de Miró con los escritores se había mantenido a la inversa: Josep Maria Junoy, en Barcelona, Benjamin Péret y los autores surrealistas, en París, habían accedido a confirmar con sus palabras impresas en el papel la calidad y, el interés de la obra del entonces joven pintor. Fue una petición del poeta catalán J. V. Foix la que determinó una nueva faceta en la activida,l de artista.

Foix le había pedido un dibujo para ilustrar la portada de su Gertrudis, libro que L'Amic de les Arts publicó en Barcelona en 1927. "No era exactamente una edición de bibliófilo", precisa Rosa Maria Malet, directora de la Fundación Miró, "puesto que se trataba de una imagen creada para reproducir mecánicamente.

Pero Miró la pensó y realizó a propósito para este libro, a partir del texto del poeta, e iniciaba con este gesto una manera de entender la colaboración entre el artista y el escrito".

Pasivo-activo

En un primer momento esta colaboración viene determinada por la obra del poeta. Miró era "un colaborador pasivo" que se esfuerza en la ilustración exacta y perfecta de las palabras del poeta, recuerda Malet. Muy pronto, no obstante, descubriría lo compensatorio que era para sí establecer una relación de co-autoría con el escritor: "Y, de hecho, cada vez es más creativo, más crítico y participativo, su dibujo menos fiel al texto y mejordeterminado por su propio gesto".La evolución seguida por Miró, la variación de su gesto y, la creciente implicación en los distintos proyectos quedan minuciosamente reflejadas en la exposición. Además, se muestran algunas de las primeras técnicas empleadas, se incorporan informaciones paralelas que describen el mundo de la Ilustración en Miró. Y se añaden datos sobre sus colaboradores (así por ejemplo, unos dibujos de Tristan Tzara). Para paliar la "traición inevitable" que supone desmontar el libro para que puedan observarse mejor las láminas dibujadas, se ha realizado un vídeo en el que es posible contemplar por entero, página a página y con una no despreciable lentitud, algunos delos libros que componen la selección.

Tzara, Paul Eluard, Benjamin Péret, Stephen Spender, Chris Ritter, Michel Leiris, René Char, André Breton, René Crevel y Jacques Dupin, son algunos de los nombres más señalados en la larga lista de autores que colaboraron con Miró.

Góngora

Organizada en tres grandes bloques, la exposición describe las tres principales etapas de la labor ilustrativa de Miró: una primera, que se desenvuelve hasta el final de la guerra civil española; una segunda, que se inicia tras el silencio artístico que mantuvo Miró durante la Segunda Guerra Mundial y que desemboca en su colaboración con Eluard en la magnífica A toute épreuve (de la que se muestran, procedentes de Ginebra, algunas de las planchas en boj); y un momento final, que arranca en los primeros años sesenta, con una abundante creatividad, en el que Miró escribe sus propios textos y los ilustra, al tiempo que recupera la lectura de los clásicos y que acaba con dos proyectos no realizados: la Soledades, de Góngora, y Liberté, de Paul Eluard.Con motivo de la exposición, la Fundación Miró ha elaborado un catálogo en el que, además de una introducción histórica a cargo de Rosa María Malet, se recopilan textos de Joan Brossa, Joao Cabral de Melo, David Fernández Miró y Pere Gimferrer.

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