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HACÍA UNA NUEVA EUROPA

Desbandada en las filas del comunismo de la RDA

Las medidas para Impedir un mayor deterioro de la moneda y que los bienes de consumo subvencionados salgan de la República Democrática Alemana y entren en el mercado negro de Occidente o de algunos países del Este, como Polonia, están marcando este tercer fin de semana en libertad de los alemanes orientales. El periódico de las juventudes del partido comunista (SED), Junge Welt, publicaba ayer que cerca de 200.000 miembros del mismo abandonaron el partido en los dos últimos meses, casi una décima parte de su militancia.

Según una encuesta que se hizo pública ayer sólo un 9% de los alemanes orientales apoya a Krenz. La presencia de inspectores en las tiendas y supermercados de Berlín Oriental y la actitud decidida de muchos empleados pidiendo el carné de identidad para poder efectuar ciertas compras, especialmente a los polacos, ha provocado ya las primeras protestas de Varsovia. Pese al frío intenso y a la falta de fondos para sufragarse su estancia en Occidente, el flujo de personas que pasaron ayer los pasos fronterizos entre las dos partes de Berlín, donde los controles del equipaje eran estrictos, no descendió.Numerosos berlineses orientales se dedicaban a contemplar los escaparates, tal vez en previsión de las compras que pretenden hacer por Navidades.

Medidas económicas

A estas alturas del proceso democratizador en la RDA, el tema principal del debate ha pasado de la reforma política a las inmediatas medidas económicas para hacer frente al profundo impacto provocado por la apertura de las fronteras.

Las propuestas emanadas de la cúpula del poder parecen aún muy vagas y contradictorias. Krenz, en una entrevista publicada ayer por el periódico británico Financial Times, asegura que el país seguirá siendo socialista, si bien admite la futura existencia de una privatización en lo referente a bienes de consumo e industrias auxiliares, pero siempre en el contexto de una economía planificada. Bonn, por su parte, pone como condición primordial para iniciar su ayuda la existencia de una economía de mercado. En esta misma entrevista, Krenz anuncia que las elecciones podrían celebrarse a finales de 1990 o principios de 1991.

La cuestión del cambio de la moneda, algo recuperada en los últimos días después del tremendo bajón que sufrió tras la apertura de las fronteras, podría ser la piedra de toque.

La ministra de Economía Christa Luft apostó recientemente por una relación de cambio de 4,4 a 1 entre los marcos de las dos Alemanias, que la RDA mantiene oficialmente a la par, si bien en el mercado libre está ya a 10 a 1.

La necesidad de una convertibilidad de la moneda es algo que ya nadie pone en duda en Berlín Oriental, si bien la cuestión radica en el plazo. Christa Luft indicó que podría lograrse dentro de 10 a 15 años. Bonn, por supuesto, quisiera más rapidez. El ministro de Asuntos Exteriores de la RFA, Hans Dietrich Genscher, renovó ayer su criterio de que no pueden exigirse condiciones previas a la RDA, de modo que se condicione la ayuda económica que está prevista.

Por otra parte, la ofensiva lanzada en los últimos días por Egon Krenz, prosiguió ayer cuando apareció inesperadamente por el centro de Leipzig estrechando la mano de los transeúntes y respondiendo a sus preguntas.

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