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'Collidors', un mercado humano en las plazas

La huelga de los recolectores valencianos deja vacios los mercados de fruta europeos

Cristina Vázquez

Teodoro Latorre, de 45 años y de profesión collidor: "Acabamos de conseguir lo que teníamos que haber ganado en l984". En esa fecha se reguló la contratación temporal en España. "A ver si ahora", continua Latorre, "se nos trata como a un ciudadano más". Entre 130.000 y 140.000 collidors jornaleros recolectores) y trabajadores de manipulado y envasado de naranja en el País Valencia no han derrotado, después de 10 jornadas de huelga y una larga serie de incidentes, un régimen de contratación sustentado en la palabra, sin que papeles ni contratos mediaran en la compraventa del trabajo.Jose Pérez Aleixandre, de 52 años, afirma: "Ha habido algo de leña. Ahora si lo arreglan bien, estos señores, si sale como han dicho, será un orgullo",. `Aunque seguíremos muriéndonos de hambre", apunta otro recolector, no muy convencido de que las cosas en el campo vayan a evolucionar demasiado. "Hay, que decir que el conseller de Trabajo, Miguel Doménech se he. mojado para que los patronos consientan a hacer los contratos", señala Vicente García, miembro de un sindicato del colectivo de collidors de Sagunto (Valencia). "También lo podían haber hecho antes", apunta un cuarto trabajador del campo.Finalmente, y dentro del reducido número de mujeres que desempeñan en el campo las tareas de recolección de cítricos, Teresa Balagones, de 27 años, apunta: "Yo soy aprendiz de cogedor porque respeto a la gente que coge naranja. Considero que esta huelga ha venido atrasad.a. En un sitio tan rico como Valencia, es vergonzoso".

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Cada día, entre las siete y las ocho de la mañana, pueblos localizados en las comarcas de El Camp de Morvedre, La Ribera Alta, La Ribera Baixa yla Safor, con una economía que gira entorno a la naranja, se convierten en un mercado humano. Ataviados con gruesas chaquetas de lana y las manos como único instrumento de trabajo, hombires, y en algunos casos mujeres, esperan a que los cabos o capataces les hagan un guiño, les toquen el hombro, todo un lenguaje sin palabras que les indica que hoy podrán recolectar y ganar un jornal,entorno a las 2.900 pesetas al día. Son los collidors o recolectores de cítricos.Un colectivo, que junto con las cooperativas y los exportadores privados, hace factible que el 80% de la producción citrícola de España, concentrada en el territorio valenciano, abastezca los mercados tanto nacionales como europeos. Una actividad que supone el 12% del producto interior bruto en esta comunidad autonóma.

La regulación contractual de estos colectivos agrarios se consiguió en la madrugada del pasado jueves, 9 de noviembre. Los empresarios y los sindicatos del sector de trabajadores del campo aceptaron una propuesta arbitrada por el departamento autonómico de Trabajo. Era una propuesta cerrada, sin cambios, y que no satisfacía enteramente a ninguna de las partes. A la mañana siguiente, y tras la desconvocatoria de la huelga, los collidors y personal de almaceri volvieron a sus puestos de trabajo, después de una huelga que dió comienzo en plena campaña de exportación citrícola. El cumplimiento del convenio, que contempla una subida salarial del 7% para los collidors y la obligatoriedad de disponer de un contrato de trabajo en el régimen de fijo discontinuo han sido los logros más valorados por los sindicatos y los trabajadores al término de la huelga. "No hemos luchado ni más ni menos que por una causa tan legal como la de equipararnos con cualquier otro trabajador", dice con orgullo Teodoro Latorre. En realidad tiene razón, un vestigio de antiguas formas de relael ones laborales que contribuía con el 12% del PIB regional se ha extinguido en Valencia.

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Sobre la firma

Cristina Vázquez
Periodista del diario EL PAÍS en la Comunitat Valenciana. Se ha ocupado a lo largo de su carrera profesional de la cobertura de información económica, política y local y el grueso de su trayectoria está ligada a EL PAÍS. Antes trabajó en la Agencia Efe y ha colaborado con otros medios de comunicación como RNE o la televisión valenciana À Punt.

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