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El cine argentino, al borde de la quiebra absoluta

Los sectores vinculados a la industria reclaman a Menem un decreto de excepción

La industria del cine argentino ha cesado su producción y se encuentra al borde de la quiebra definitiva. Por primera vez en su historia no hay ninguna película en rodaje. La ley de Emergencia Económica, aprobada por el Parlamento, suspende los créditos que concedía el Instituto Nacional de Cinematografía, y algunos funcionarios han propuesto el cese de la actividad en el lugar, donde funcionaba además una escuela de cine. El impuesto sobre las localidades vendidas con que se recaudaba parte de los fondos del instituto ingresará ahora en las rentas generales del Estado. Todos los sectores vinculados a la actividad han reclamado al presidente Carlos Menem que firme un decreto de excepción.

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Incomprensión

Las consecuencias culturales de la grave crisis económica que padece el país se medían hasta ahora por la caída de la venta de libros, periódicos, revistas y por la reducción sustancial de las taquillas de cines y teatros. Hace dos semanas los actores y directores de pequeñas salas independientes marcharon por las calles de Buenos Aires para denunciar el cierre de 15 teatros sólo en la capital del país y advertir sobre otros 24 que no podían pagar las tarifas por los servicios públicos de agua, luz y gas.El secretario de Cultura de la nación, Julio Bárbaro, logró una solución de emergencia que se aplica en Buenos Aires y consiste en repartir los gastos entre el municipio, las empresas públicas, la propia secretaría y las salas. Cada una de las partes paga el 25% del gasto.

En el caso del cine la situación es dramática. La industria, que producía en los últimos 10 años un promedio de 20 películas por temporada, logró terminar sólo cuatro en lo que va de 1989, y en este momento no hay ninguna en rodaje. El último de los nueve estrenos previstos para este año, el del filme Kindergarten, del director Jorge Polaco, fue prohibido por un juez que además ordenó procesar a Polaco y a la protagonista, la actriz Graciela Borges, por el delito de "abuso deshonesto" con dos niños, uno de cinco y otro de siete años, que participan en el filme.

"Peligroso error"

Los directores, productores, actores y trabajadores del cine se reunieron en asamblea esta semana y difundieron un documento en el que advierten sobre el "peligroso error" de creer que la cultura no es un producto de primera necesidad frente a la "situación económica espantosa del país".

Los productores aceptan correr los riesgos empresariales, pero exigen al Estado que "no abandone sus responsabilidades en la defensa y promoción del cine argentino, porque hoy es imposible recuperar los costos de una película sin el apoyo oficial que existe en la mayoría de los países que tienen una cinematograria propia". Según ellos, ante un coste mínimo de 300.000 dólares por filme (unos 37 millones de pesetas), el Estado debería conceder créditos de 150.000 dólares a bajo interés.

El documento recuerda que con el presupuesto anual que la alcaldía de Buenos Aires destina para el teatro Colón, estimado en unos 15 millones de dólares, podrían realizarse casi 100 películas al año: "Esta comparación no significa que se impugne el criterio de las autoridades del municipio, pero se trata de persuadir a las autoridades nacionales para que sigan ese criterio en un área cultural que es significativamente más masiva".

Por último, todas las organizaciones reclaman en tono dramático al Gobierno para que se haga responsable "de apoyar con recursos la existencia de nuestra cultura y, en consecuencia, de nuestro cine, o los condene a su extinción".

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