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UNA VISITA HISTÓRICA

Televisión Española debe esperar

El castellano, barrido en Marruecos

La negativa marroquí a difundir la primera cadena de Televisión Española en el reino jerifiano ha frustrado una importante operación con la que el Gobierno español contaba incrementar de modo espectacular la presencia de la lengua y cultura españolas en Marruecos. El rey Hassan II ha dicho que es absurdo que se vea TVE en su país si los marroquíes no hablan previamente castellano, y el proyecto queda oficialmente pendiente de posteriores "estudios técnicos". Mientras tanto, España sigue siendo culturalmente en Marruecos un país de fútbol y flamenco.

En el Colegio Real de Rabat, el francés Claude Luya enseña lengua y literatura españolas a los príncipes de la familia alauí. En los otros centros marroquíes de enseñanza media, sólo el 7,5% del alumnado estudia castellano, y lo hace con manuales franceses ilustrados con imágenes de una España de guardias civiles patrullando eriales, borricos de peluche, ancianas enlutadas y curas con sombreros de teja. Muchos de los marroquíes que estos días han viajado a Madrid han sido sorprendidos por la imagen moderna y liberal de una ciudad que seguían viendo como una capital de toros, chatos y tapa. La insistencia española en la puntualidad les ha roto el esquema de que España era un "país mediterráneo, más africano que europeo".El turista español pasea por la calle de los Cónsules, de Rabat, o la plaza de Xemaa el Fna, de Marraquech, y un pegajoso tropel de sonrientes muchachos le interpela en su lengua: "Español, amigo, ¿Real Madrid o Barcelona?". El turista responde que no milita en ninguno de esos equipos, y los muchachos prosiguen su demostración del dominio del castellano: "¿Quieres chupa [cazadora de cuero]? Barata, muy barata. Precio de amigo. ¿Chocolate [hachís]? Bueno, muy bueno".

Los muchachos marroquíes se buscan la vida como pueden y ya es muy de agradecer que, con la habilidad innata del árabe para el aprendizaje de lenguas extranjeras, chapurreen un castellano aprendido en las retransmisiones de los partidos de fútbol de la Liga española (única presencia de lo hispánico en la televisión marroquí) y en sus contactos con el cada vez más numeroso contingente de viajeros españoles al país magrebí. Lo curioso es que esos mismos guías y vendedores de las medinas, surgidos de las clases populares, puedan sostener con el turista parisino toda una conversación en francés.

Para la gran mayoría de la población marroquí, analfabeta o universitaria, España es, ante todo, el país de Butragueño y Julio Iglesias. En Marruecos no hay libros, exposiciones, películas o conciertos de música españoles. Diríase que España está situada al lado de Nueva Zelanda.

Sólo el accidente geográfico de la proximidad permite que en ciudadades como Tánger, Tetuán y otros lugares del Norte se vean los dos canales de Televisión Española y ahora el canal autonómico andaluz, y el lo retrase la completa desaparición (de la lengua castellana en una zona que durante cuatro décadas; fue protectorado español.

La Prensa marroquí se publica en árabe y francés, con la excepción de dos páginas dominicales en castellano del diario nacionalista L'Opinion. Said Jedidi, responsable de esas páginas, lamenta la escasa colaboración institucional española. "No recibimos prácticamente nunca", dice, "anuncios comerciales, comunicados oficiales o textos literarios de parte española". Las páginas se realizan con las colaboraciones espontáneas de hispanohablantes del antiguo protectorado.

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Los diarios y revistas franceses, cuya difusión en el extranjero es generosamente subvericionada por París, se venden al día en los quioscos de las grandes ciudades marroquíes. En cambio, el único producto periodístico español que llega con puntualidad al mercado marroquí es el semanario Hola.

En el reino jerifiano no hay una sola librería especializada en textos en castellano. Francesas las hay a puñados. Lo mismo para el cine. Ni en la mismísima ciudad de Tetuán se proyectan películas españolas. Por el contrario, los productos cinematográficos franceses compiten con los norteamericanos, egipcios e indios en las carteleras del país.

Marruecos cuenta con dos cadenas de televisión: la oficial RTM y la privada 2M-International. Ambas emiten informativos, programas de variedades y filmes en árabe y francés. Ni rastro de la española, salvo por la intrusión pirata en el Norte.

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