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Cómo dar un buen uso al dinero de la droga

El plan de Bush contra la droga es bueno. Pero se echa algo en falta. No llega a una de las raíces del problema: los beneficios. Los traficantes se mueven sólo por dinero; corten sus beneficios y su cuenta bancaria padecerá arteriores clero si s. Dos sugerencias:Utilicen el Departamento del Tesoro, el Sistema Federal de Reservas (el Banco Central de América) y todas las entidades bancarias comerciales y de ahorro para controlar el dinero de la droga.

La administración debería coordinar la información y tecnología disponibles, facilitarlas a las fuerzas de mantenimiento de la Ley y establecer una lista de organizaciones y traficantes de drogas conocidos o sospechosos. (Esos nombres se facilitarían a los bancos norteamericanos y extranjeros). Después, debería celebrarse una reunión en la Casa Blanca entre responsables del mantenimiento de la Ley, reguladores de la industria financiera y banqueros para establecer normas a seguir.

Bush debería decir al presidente de la Reserva Federal que insistiera en la próxima reunión bancaria para Acuerdos Internacionales en Basilea, Suiza, para que todos los bancos centrales de los países industrializados comentaran a las bancas nacionales la necesidad de su cooperación en la investigación de los depósitos de narcotraficantes conocidos o sospechosos, y que no hicieran negocios con ninguna entidad bancaria que aceptara dinero procedente de la droga.

El Presidente Bush y el zar antidroga William Bennett deberían pedir a los presidentes de los prirneros 200 bancos y entidades de ahorros de Estados Unidos que hicieran una promesa pública de no aceptar depósitos de narcotraficantes, sean estos jefes supremos o vendedores callejeros.

Se les debería pedir que ídentificaran todo depósito realizado por narcotraficantes al interventor de la moneda, quien debería trabajar conjuntamente con las fuerzas del orden y el servicio de impuestos para poder poner sus manos en este dinero. Los banqueros deberían conocer a todos sus clientes, de forma que ellos, o sus directores de sucursal, pudieran estar al tanto de la llegada de tododinero extraño procedente de narcotraficantes nacionales o internacionales.Nuevos billetesPara controlar el intercambio de aínero en metálico de los mayoristas, minoristas, vendedores callejeros de drogas, etcétera, el Tesoro debería imprimir discretamente nuevos billetes de 50 y 100 dólares, de diferente color o tamaño que los actuales. Con un preaviso de 10 días, todos los billetes de 50 y 100 dólares dejarían de ser de curso legal. Todo el mundo tendría que cambiar sus bílletes por los nuevos. Los bancos y otras instituciones financieras deberían mantener un registro de las transacciones en metálico superiores a 1.000 dólares. Los informes se enviarían a los interventores de impuestos por el nombre y por el número de identificación fiscal.Esto haría cundir el pánicoentre los que conservan grandes cantidades en metálico. Si el dinero es legítimo nadie tendría nada que temer. Sí, puede crear confusión durante un par de meses pero ¿qué honrado ciudadano no estaría dispuesto a soportar una pequeña molestia a fin de atrapar a estos criminales? Esto tocaría a los criminales en dónde más les duele, en su cartera.

Todo el dinero procedente de drogas descubierto debería destinarse a financiar la lucha contra las drogas, lo que incluye pagar el tratamiento médico de los adictos. Nadie sabe cuánto dinero mueve el comercio de la droga. Una revista ha calculado que unos 60.000 ' millones de dólares al año en Estados Unidos. Otras fuentes elevan la cifra mundial hasta 500.000 millones de dolares.

Sólo se pueden hacer tres cosas con el dinero: mantenerlo en el negocio, gastarlo o ahorrarlo. Si se mete o se invierte a través de un banco, este plan podría interceptar los fondos. Si los beneficios se conservan en efectivo, el cambio de moneda lo sometería a confiscación. Si se mantiene en el negocio en billetes de 50 o 100 dólares, perderían su valor. Los cárteles de drogas no entregarían su dinero voluntariamente. Pero si el Gobierno norteamericano está dispuesto a emprender una guerra contra las drogas, los banqueros deberían ser los primeros en unirse a ella.Donald T. Regan fue secretario del Tesoro y jefe de gabinete de la Casa Blanca durante la presidencia de Ronald Reagan.

The New York Times.

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