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EE UU rompe sus contactos con el régimen de Noriega

Estados Unidos reaccionó ayer ante el nombramiento de un presidente provisional en Panamá con la ruptura de "todos los contactos diplomáticos con el régimen de Noriega" y el anuncio de nuevas sanciones no especificadas destinadas a "combatir la amenaza planteada por el apoyo del general Noriega al narcotráfico y otras formas de subversión". Al mismo tiempo, el Gobierno norteamericano pidió la adopción de medidas similares por parte de los países democráticos del mundo. Después de este llamamiento estadounidense, varios países latinoamericanos decidieron retirar a sus embajadores en Panamá.

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Chile, Argentina, Uruguay, Colombia, Brasil, Perú y Venezuela, entre otros países latinoamericanos, han decidido a instancias de la peticiones estadounidense retirar a sus embajadores en Panamá, según informó una portavoz del Departamento de Estado. Según informó a EL PAÍS este departamento, Estados Unidos mantendrá abierta su Embajada en Panamá. Por el momento, EE UU tiene intención de mantener a todo su personal diplomático en la república centroamericana, con excepción del embajador, Arthur Davis. La ruptura oficial de relaciones con Noriega supone la culminación de una serie de presiones diplomáticas, económicas y militares por parte de la Administración de Bush para conseguir el abandono del poder por parte del hombre fuerte panameño, general Noriega, desde que éste anulara el resultado de las elecciones del 7 de mayo.El anuncio presidencia¡, hecho por la secretaría de Prensa de la Casa Blanca, se produce 24 horas después de que el secretario de Estado en funciones, Lawrence Eagleburger, realizara una durísima intervención contra Noriega en la Organización de Estados Americanos (OEA), en la que acusó al líder panameño de haber amasado una fortuna personal calculada entre 200 y 300 millones de dólares procedentes del blanqueo del dinero del narcotráfico y de la protección a los principales capos del cártel de Medellín y sus actividades.

En la declaración distribuida por la Casa Blanca, Bush afirmó que, al no haberse permitido a los candidatos elegidos por el pueblo panameño tomar posesión, "Panamá se encuentra, consecuentemente, sin Gobierno legítimo a partir de este momento". "Por tanto, Estados Unidos no reconocerá ningún Gobierno instalado por el general Noriega Nuestro embajador no regresará [a Panamá] y no mantendremos ningún contacto diplomático con el régimen de Noriega", añadió Bush.

Pero este paso no es bastante para Bush, que el jueves declaró públicamente su "frustración" con la situación en Panamá. El presidente norteamericano anunció que adoptaría "otras acciones en apoyo de la democracia y la autodeterminación, incluído el endurecimiento de las medidas destinadas a privar al régimen de Noriega de los fondos que pertenecen al pueblo panameño y a combatir la amenaza planteada por el apoyo del general Noriega al narcotráfico y a otras formas de subversión". Bush terminó su declaración con una apelación a "los Gobiernos que apoyan los derechos humanos, la democracia y la autodeterminación para que adopten medidas similares".

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Fondos bloqueados

En los momentos actuales, unos 300 millones de dólares (36.000 millones de pesetas), propiedad de la República de Panamá y que corresponden a impuestos de compañías norteamericanas en Panamá y a derechos de tránsito por el Canal, se encuentran congelados en la Reserva Federal de Washington, bloqueados por orden del Gobierno de Estados Unidos.

De estos fondos se venía nutríendo para sus operaciones díarias la representación diplomática panameña en Washington del ex presidente Arturo Delvalle (único reconocido por EE UU), en partidas mensuales libradas por el Departamento de Estado norteamericano. Sin embargo, el embajador, Juan Sosa, entregó el jueves el edificio de la Embajada de Panamá a las autoridades norteamericanas y renunció a los libramientos mensuales.

De momento no se sabe qué medidas adicionales adoptará Washington contra Noriega, pero por el tono de la declaración presidencial se desprende que no tiene la más mínima intención de permitir disponer de esas cuentas a la nueva Administración panameña de Francisco Rodríguez.

Entre las acusaciones concretas hechas por Eagleburger contra Noriega se encuentra la revelación de que un enviado del general panameño ofreció al ex miembro del Consejo de Seguridad Nacional, Oliver North, la "eliminación" de la cúpula sandinista a cambio de que EE UU retirara el procesamiento contra el hombre fuerte panameño dictado por dos tribunales de Florida.

En Panamá, informa Rafael Candanedo, la Alianza Dernocrática de Oposición Civilista (ADOC) se ha resignado a la evolución de los acontecimientos, y ha prometido que proseguirá luchando, como lo ha hecho desde 1987, en pro de la democratización del país, pero de manera pacífica, "sin sangre y propia de la personalidad del pueblo panameño", según palabras de Ricardo Arias Calderón, presidente del Partido Demócrata Cristiano (PDC). Desde el pasado 10 de mayo, cuando sus candidatos presidenciales fueron atacados por paramilitares al servicio del Gobierno, la oposición ha rehusado celebrar manifestaciones públicas antigubernamentales.

La situación de Panamá es de aparente normalidad. Las fuerzas de Defensa mantienen una discreta vigilancia en las calles.

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