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Sáenz de Oiza se encuentra con los críticos de su auditorio

El arquitecto español Francisco J. Sáenz de Oiza, cuyo edificio para los festivales y auditorio de Santander, que será inaugurado el próximo año, ha sido duramente criticado por dos especialistas norteamericanos que participan en un curso sobre edificación teatral en la Universidad Internacional Menéndez Pelayo, se encontró ayer con sus críticos, aceptó sus disculpas -"hemos sido mal traducidos"-, pero no les dio la mano.Sáenz de Oiza, para quien "la arquitectura no existía hasta ahora, sí los edificadores y promotores inmobiliarios", habló con los periodistas en el mismo aeropuerto santanderino, adonde llegó horas después de que los profesores George Izenour y Paul Birkle pusieran graves reparos a su obra.

Con la biografía del arquitecto estoniano Louis Kahn bajo el brazo, Sáenz de Oiza recordó a los periodistas la teoría de aquél sobre la luz natural, que él ha introducido en la gran sala del teatro, en Santander. "No puedo definir el espacio como tal si no tiene luz natural", había escrito Kahn.

Sáenz de Oiza dijo haberse inspirado en el Bouleuterion, de Priene (Grecia), una especie de Senado consistente en una gran planta rectangular con una distribución concéntrica de asientos. Sáenz de Oiza declaró no sentirse víctima de posibles miserias de la corporación a que pertenece, de compañeros que le critican y pudieran estar muy lejos de admitirle.

"Puede que tales sentimientos existan, pero yo no los he percibido nunca", dijo el arquitecto Sáenz de Oiza. "Será porque he sido siempre un hombre poco comunicativo y bastante cerrado en mí mismo. Confieso que no soy un modelo social encomiable y todavía ignoro por qué me quiere mi mujer".

Cambios

El hecho de que el presupuesto inicial fijado para el teatro de Santander, en 1986, ascendiera a 1.200 millones de pesetas y a un año de su inauguración se calculen los costes en 1,5 millones de pesetas por butaca (cuenta con 2.700 plazas), Sáenz de Oiza lo justifica por las sucesivas modificaciones del proyecto a fin de que el edificio pueda dedicarse a varios usos.Asegura no estar ni siquiera mínimamente preocupado por el porcentaje de sus honorarios, que desconoce. "Hasta hace unos 10 años, los arquitectos españoles trabajábamos con un 2% del coste total del proyecto mientras nuestro colegas europeos se beneficiaban de una escala comprendida entre el 5% y el 10%. Si no cobrara en Santander, trabajaría con el mismo entusiasmo. Si logro recibir de la sociedad un reconocimiento por el éxito, ello será la mejor compensación".

El día anterior el presidente del Consejo de Gobierno, Juan Hormaechea, había ponderado "la belleza excepcional" del edificio actualmente en construcción, aunque no faltan en Santander las voces que pregonan el carácter ostentoso y faraónico de la estructura.

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