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TERCERA VISITA DEL PAPA A ESPAÑA

Temor en Asturias a que no se alcance la asistencia prevista

Los prolegómenos de la visita del papa Juan Pablo II a Asturias han estado presididos por el temor de la Iglesia asturiana de que la asistencia de fieles al acto multitudinario que en la tarde del domingo se celebrará en el aeródromo de La Morgal no concite al número de fieles inicialmente previsto.Juan Pablo II, el primer Papa que visita Asturias, acude a este Principado de regreso de Santiago de Compostela hacia el Vaticano en su tercer viaje a España. Aquí se encontrará con el arzobispo de Oviedo y anterior presidente de la Conferencia Episcopal, Gabino Díaz Merchán; con el heredero de la Corona, príncipe Felipe de Borbón, y con el presidente del Gobierno, Felipe González, con quien mantendrá un encuentro privado en el aeropuerto de Ranón, momentos antes de partir, en la tarde del lunes, hacia Roma.

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Carta de cristianos críticos

Se encontrará también con el entusiasmo de los devotos asturianos y fieles llegados de otras regiones, pero a la vez con la actitud crítica de varios grupos de cristianos de base que le harán llegar una carta expresándole su preocupación por la involución que, en su opinión, se está produciendo en el seno de la Iglesia.

En el texto se advierte que "hay un intento de volver atrás en el camino marcado por el Vaticano II". En la redacción original se empleaban términos más severos, que luego fueron suprimidos. Así, se enjuiciaba negativamente la papolatría, la imagen de la Iglesia-espectáculo y las connotaciones comerciales del viaje.

Los cálculos de asistencia de fieles al acto litúrgico que se celebrará en la tarde del domingo en La Morgal, en el municipio de Llanera, a escasos kilómetros de Oviedo, preveían inicialmente una participación de unas 200.000 personas. Con esta premisa se han organizado los dispositivos de seguridad, control de tráfico, asistencia sanitaria, habilitación de espacios y prevención de cualquier eventualidad. Sin embargo, la propia Iglesia asturiana estima ahora que la concentración de creyentes será sensiblemente menor. El vicario de la diócesis, Javier Gómez Cuesta, reconocía semanas atrás que llegó a haber intranquilidad ante el temor de no alcanzar incluso la cifra de 100.000 asistentes, pero que esa duda ya no existe.

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Hasta anteayer, las personas que habían comprometido suasistencia, provenientes de las distintas parroquias, alcanzaba la cifra de 40.000 y se cree que amén de éstas, que acudirán en viajes organizados, serán muchos los asturianos que se desplacen en vehículo propio, andando, en los trenes especiales organizados por Renfe y en los servicios de autobús que funcionarán desde primeras horas de la mañana. El arzobispo de Oviedo, Díaz Merchán, ha manifestado al respecto que la diócesis no se había marcado un objetivo de asistencia, aunque se ha habilitado espacio para acoger hasta 250.000 personas, y que no importará tanto la cantidad de católicos que se reúnan como la intensidad del acto.

De los actos previstos, será el que se celebrará el lunes en Covadonga, el que revista probablemente mayor emotividad.

Las relaciones entre la Iglesia asturiana y el Principado durante la preparación del viaje papal no han estado exentas de algunas diferencias. Hubo nerviosismo por el temor a que las obras necesarias no se culminaran en el plazo previsto y se produjo algún recelo ante la actitud del Gobierno regional, que en ciertos momentos se entendió algo tibia.

El arzobispo de Oviedo aseguraba anteayer que las únicas obras que van con cierto retraso son las de Covadonga. Una de las disparidades de criterio surgió cuando la comunidad autónoma se opuso a que durante este verano existiera en este real sitio una policía de costumbres, formada por jóvenes voluntarios para preservar la corrección en el vestir y en los comportamientos de los miles de turistas que acude habitualmente a Covadonga. Sin embargo, la Iglesia asturiana aseguró que todo ello no había sido más que un equívoco.

No habrá discurso

El arzobispo ha desmentido también que hubiera habido fricción alguna con el Gobierno español porque Felipe González no pronuncie ningún discurso en la despedida del Papa. Ha trascendido que sí hubo discrepancias en cuanto a quién se responsabilizará de la protección de Juan Pablo II en sus aposentos privados. La seguridad del Papa en Asturias estará garantizada por 1.870 miembros de las fuerzas de orden público, que serán movilizadas para esta ocasión.

Los gastos previstos por la diócesis con motivo de la visita papal oscilarán entre 28 y 38 millones de pesetas. "Una cifra inferior al presupuesto de cualquier gran fiesta asturiana", en opinión del arzobispo.

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