Repsol pagará el 66 % de la restauración del circo romano de Tarragona a cambio de seis gasolineras

El grupo socialista que gobierna en el Ayuntamiento de Tarragona intentará que antes del próximo 17 de agosto (fecha en la que los grupos del centro-derecha de la oposición arrebatarán previsiblemente la alcaldía a travçés de una moción de censura) se firme un preacuerdo entre esta admininstración local, la Generalitat, la Diputación provincial y Repsol para dejar resuelta definitivamente la financiación del proyecto de la recuperación de la cabecera del circo romano de esta ciudad. El coste de la rehabilitación de este monumento histórico, prácticamente único en Europa occidental, asciende a 482 millones de pesetas, y Repsol se hace cargo del 60% del total a cambio de seis licencias para instalar gasolineras.

El plan prevé la rehabilitación de parte de esta obra. Su presupuesto asciende a 482 millones de pesetas, de los que un 66% será financiado por la empresa Repsol, una de las empresas petroquímicas de Tarragona, que recibirá en compensación licencias para instalar seis gasolineras. El acuerdo entre el consistorio y la empresa petrolífera ha sido motivo de polémica en las últimas semanas por las claúsulas compensatorias que Repsol obtiene a cambio de su aportación económica, unos 280 millones de pesetas. Sin embargo, el equipo de gobierno socialista siempre ha querido desvincular la recuperación del circo de la construcción de nuevas gasolieras, y de hecho, ambos temas se zanjarán en convenios independientes. Un patronato, integrado por las administraciones y la empresa Repsol, se encargará de controlar y gestionar las obras de remodelación del circo. La Diputación costeará otros 50 millones de pesetas y el resto será sufragado por la Generalitat y el Ayuntamiento de Tarragona. Los dirigentes de las tres instituciones firmaron hace dos años un convenio para impulsar la rehabilitación de los dos monumentos romanos, sin llegar a un acuerdo para su financiación.

La recuperación del circo romano, datado en el siglo I antes de Cristo y uno de los que mejor conservan su infraestructura del antiguo imperio romano, se empezó a fraguar hace años, cuando el Ayuntamiento se planteó derribar las multiples barreras arquitectónicas que ocultaban sus restos e impedían contemplar el buen estado de su cabecera y las bóvedas que soportan sus graderías que incluso alcanzan los siete metros de altura.

El alcalde Recasens, un historiador apasionado de la arqueología, consiguió elaborar un plan, denominado de Pilatos, que logró derribar uno de los antiguos cines y descubrir parte de las bóvedas; pactó con el Ministerio de Trabajo la creación de un taller escuela de arqueología que proporcionó en un par de años que 60 personas excavaran por toda la ciudad y convenció a la Generalitat y a la Diputación para que sumaran a la iniciativa.

La administración autonómica encargó al prestigioso arquitecto italiano Andrea Bruno un proyecto de recuperación del circo y del anfiteatro también romano. Bruno presentó un ambicioso plan, compuesto de nueve fases cuyo presupuesto supera los 2.000 millones de pesetas.