Hezbolá amenaza con una dura represalia si EE UU emprende una acción militar
El grupo radical shií libanés Hezbolá (Partido de Dios, proiraní), amenazó ayer con una dura represalia si Estados Unidos emprende una acción militar contra los grupos proiraníes que mantienen a varios rehenes norteamericanos en su poder. "América debe pensar un millón de veces antes de llevar a cabo una locura. No habrá límites en nuestra respuesta", declaró en Beirut el jeque Abbas Musawi, alto dirigente de Hezbolá, poco después de conocerse el despliegue en el Mediterráneo de varios barcos norteamericanos.Una macabra incertidumbre, mientras tanto, vuelve a pasar hoy sobre la vida del rehén norteamericano Joseph Cicippio, cuya ejecución fue pospuesta el martes durante 48 horas por sus captores. Ni la Organización de la Justicia Revolucionaria (OJR), el grupo que retiene a Cicippio, ni las autoridades israelíes cedieron ayer un ápice en sus posiciones, lo que en apariencia sitúa la crisis en un callejón sin salida. El plazo para la puesta en libertad del jeque Abdelkarim Obeid concluye a las cinco de la tarde.
Los secuestradores de Cicippio volvieron a sumirse en el silencio tras anunciar el retraso de su ejecución, "debido al consejo de algunos amigos y al emotivo llamamiento de su esposa". Esta situación hace más terrible, si cabe, la espera. Las imágenes con el cuerpo sin vida de otro rehén, el coronel Willian Richard Higgins, difundidas el pasado lunes por sus asesinos, han dado pruebas de la determinación de éstos a lograr su propósito. A pesar de la dificultad para comprender la enrevesada lógica que mueve en sus acciones a los activistas shiíes, algunos observadores han creído ver en el gesto de aplazar la ejecución de Cicippio un signo de esperanza.
Sólo una buena noticia se ha producido en este interregno: la denuncia por parte de la Organización de los Oprimidos de la Tierra (OOT), responsable de la muerte del teniente coronel Higgins, de la falsedad de las amenazas contra la vida del británico Terry Waite. Éste, un británico de 49 años que acudió a Líbano para mediar en la liberación de sus compatriotas, desapareció en enero de 1987, y nadie se responsabilizó del secuestro.
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