Voluntad unánime de alcanzar un acuerdo en Camboya
La conferencia internacional sobre la paz en Camboya se abrió ayer en París con la voluntad unánime de alcanzar un "acuerdo global", supervisado internacionalmente, en un conflicto que dura 19 años. Este acuerdo, al que puede llegarse en un mes, según Francia, copresidente de la conferencia, está condicionado por el papel de los jemeres rojos -autores de la muerte de más de un millón de camboyanos entre 1975 y 1979- en el futuro del país. Estados Unidos señaló que su apoyo a un Gobierno de unidad nacional en Camboya será "inversamente proporcional" a la presencia de los jemeres rojos en el Gabinete.
"Estados Unidos está convencido de que los jemeres rojos no deben jugar ningún papel en el futuro de Camboya", declaró el secretario norteamericano de Estado, James Baker, durante su intervención en la sesión de apertura de la conferencia. A continuación, sin embargo, aceptó el deseo del príncipe Norodom Sihanuk de incluir a éstos en un Gobierno de unidad para neutralizar su poder.Baker expresó claramente el deseo de Washington de que esa representación sea simbólica, al condicionar su apoyo a la presencia de los seguidores de Pol Pot, que constituyen aún -con 30.000 o 40.000 hombres armados sostenidos por China- la guerrilla más poderosa de Camboya.
La conferencia fue inaugurada por el ministro de Asuntos Exteriores de Francia, Roland Dumas, y por el de Indonesia, Ali Alatas, los dos países que copresiden la reunión, en la que participan 18 países, además de Zimbabue, en representación del Movimiento de Países No Alineados, y del secretario general de la ONU, Javier Pérez de Cuéllar.
Camboya cuenta con una delegación "unificada y cuatripartita" que incluye al Gobierno provietnamita de Hun Sen y a la resistencia encabezada por Siharruk, secundado por los jemeres rojos de Khieu Samphan y por la derecha nacionalista de Son Sann.
Dumas se comprometió públicamente a alcanzar un acuerdo en un mes, para que el 30 de agosto lo firmen los ministros de Asuntos Exteriores presentes, que volverán a París en esa fecha. El "acuerdo global" debe incluir la evacuación de las tropas vietnamitas, que ocupan el país desde 1979, y que está fijada para el 26 de septiembre. Pero Dumas reconoció que la retirada vietnamita es sólo una condición de ese acuerdo, que ha de prever el retorno a una "verdadera independencia de Camboya, la libre determinación del pueblo jemer y la reconstrucción" del país.
Esta solución sería controlada por un "mecanismo internacional" para verificar la retirada vietnamita; el cese de la ayuda militar a las facciones enfrentadas; el respeto del alto el fuego y la limpieza de las elecciones que se han de celebrar. Un "dispositivo de garantías internacionales" aseguraría, paralelamente, "el retorno a la soberanía y a la neutralidad de Camboya" e impediría "que el pueblo jemer sea víctima de un nuevo genocidio", en referencia al cometido por el régimen de Pol Pot, al que Dumas calificó de "dictadura implacable".
Retorno de los refugiados
Al mismo tiempo, la resolución del conflicto tendría en cuenta el retorno de los refugiados -se calcula que hay más de 300.000 en la vecina Tailandia- y la reconstrucción del país, así como la "reconciliación nacional" a través de elecciones "equitativas y democráticas".
Este último punto, sobre el que todos los oradores coincidieron que deben resolver los propios camboyanos, es la cuestión más delicada que debe abordar la conferencia, ya que las posiciones entre el régimen provietnamita y el Gobierno de Coalición de Kainpuchea Democrática (GCKD), presidido por Sihanuk, siguen estando alejadas. En este sentido, Dumas anunció que, paralelamente al desarrollo de la conferencia, proseguirá la mesa redonda entre las facciones camboyanas, que inició sus reuniones el pasado lunes en el castillo de La Celle-Saint Cloud, cerca de París. "Los inicios", dijo el ministro francés, "no han sido nada desalentadores, aunque han podido parecer difíciles".
La posición francesa fue compartida por la mayoría de los países que intervinieron en la primera sesión, particularmente Estados Unidos y el Reino Unido, y por el secretario general de la Organización de las Naciones Unidas. La Unión Soviética, por boca de su ministro de Asuntos Exteriores, Edvard Shevardnadze, apoyó el "acuerdo global por etapas", aunque se alineó claramente, al tratar de las modalidades, con la postura del Gobierno de Plinom Penh. Shevardnadze advirtió que el control internacional debe impedir la "injerencia extranjera", cosa que no ha sucedido, dijo, en el caso de Afanistán, donde denunció la persistencía de la intervención de Pakistán y el continuo apoyo de EE UU a los rebeldes muyahidin.
Dos de los países clave del conflicto, Vietnam y China -que apoya a los jemeres rojos, aunque ha prometido cesar en su ayuda cuando finalice la retirada vietnamita- no intervinieron en la sesión de ayer.
Cómo aproximar a las cuatro facciones
La mayor dificicultad de la conferencia, que se reunirá a partir del miércoles en tres comisiones de trabajo -control internacional, garantías y refugiados-, será aproximar las posiciones entre las distintas facciones camboyana.s. Mientras para Sinahuk, que intervino ayer, el principal problema es "la agresión, la ocapación militar, la colonización y la vietnamización", el primer ministro del Gobierno de Phnom Penh, Hun Sen, se dedicó durante su discurso a alertar del peligro del "retorno del régimen genocida de Pol Pot".
Sihanuk señaló que no era el "abogado de la causa de los jemeres rojos" -recordó que habían asesinado a cinco de sus hijos y a 14 nietos-, pero reiteró que los hombres de Jieu Samphan han garantizado "solemnemente" que no volverán a tomar solos el poder, y han aceptado la reducción de sus efectivos a 10.000 hombres y la supervisión internacional durante cinco años; la exclusión de Pol Pot y de otros dirigentes; un régimen pluralista democrático y el respeto del resultado de "elecciones generales libres e internacionalmente controladas".
Gobierno de unión nacional
El príncipe Norodom Sihanuk propuso la integración de las cuatro facciones en un Gobierno de "unión nacional", propugnó una "solución global" supervisada lnternacionalmente y propuso que ese nuevo gobierno de una Camboya "neutral y no alineada" ocupe el escaño de la Organización de las Naciones Unidas que ahora Pertenece al gabinete de la resistencia que él mismo preside. El príncipe Norodom Sihanuk, sin embargo, se opone a un alto el fuego inmediato, como reclamó el primer ministro del régimen provietnamita.
Hun Sen, un antiguo jemer rojo, insistió en que deben adoptarse medidas concretas para impedir el retorno al poder de los hombres de Pol Pot y la guerra civil que, en su opinión, desencadenaría de nuevo la guerrilla prochina. Entre ellas citó, además del alto el fuego, la prohibición de que los jemeres rojos utilicen los campos de refugiados en Tailandia y el cese de la ayuda militar a los guerrilleros, que debe ser paralelo a la retirada de las tropas vietnamitas, prevista entre los días 21 y 26 de septiembre, según Hun Sen.
El Gobierno de Phnom Perth acepta el control internacional del proceso, pero propone la celebración de elecciones bajo la supervisión de un Consejo independiente del Ejecutivo y no de un gobierno provisional, como exige el príncipe Norodom Sihanuk, quien desconfía de la retirada real de los efectivos vietnamitas.
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