La más absoluta invalidez
ENVIADO ESPECIALLa primera en la frente, que dijo el poeta: irrumpió el toro y se pegaba costaladas. El presidente llegó a sacar el pañuelo para banderillas cuando se derrumbó el toro otra vez y ni tirando de los cuernos y del rabo para arriba podían levantarle los peones, por lo que ordenó su devolución al corral. Lo mismo debió hacer con los restantes, pues padecían la invalidez más absoluta. Pero no lo hizo, hasta la altura del quinto toro, que ese hocicaba, y hocicadito se quedaba, pegado a la arena, igual que un perro faldero cuando aguarda que el amita le traiga un hueso.
Dos veces comparecieron los cabestros, que en esta plaza son disparatadamente cornalones, y gente tranquila, pues ni las esquilas se les oye. Dos veces comparecieron, asentaban las pezuñonas en la arena, despatarraban de atrás, levantaban el rabo y evacuaban cagallón. Soltando plastazos corno chapelas, los cabestros hacían la crónica de la corrida. En su segunda comparecencia -para llevarse al quinto inválido; la noche de arribada- dejaron allí la muestra perfumada de cuanto sucedió en la tarde; por lo menos lo fundamental.
Arribas / Soro, Joselito, Soro IITres toros de Antonio Arribas, inválidos; dos de Peralta, 1º (sobrero) inválido y pastueño, 2º con casta; 52 (sobrero) del marqués de Domecq, áspero; todos bien presentados pero sospechosos de pitones
Soro: estocada corta atravesada y descabello (bronca); pinchazo y descabello (ovación con algunos pitos y saludos). Joselito: estocada (silencio); estocada baja (aplausos y saludos). Soro II: que tomó la alternativa: estocada trasera baja perdiendo la muleta (dos orejas); dos pinchazos y cuatro descabellos (ovación y salida a los medios); salió a hombros por la puerta grande.Plaza de Valencia, 27 de julio. Quinta corrida de Feria.
Lo fundamental, sí en esta época se sigue considerando que lo fundamental en tauromaquia es el toro; lo cual se duda, cuando quienes organizan la corrida se permiten el lujo de sacar a la arena género aquejado de la invalidez más absoluta. O a lo mejor dicen que lo verdaderamente fundamental es pegar pases. Pero en tal caso tampoco se cumplió el objetivo, pues toro para pegar pases sólo hubo uno, el primer sobrero, con el que tomó la alternativa Soro II.
A Soro II le dio la alternativa su hermano, Soro primero, y fue muy emotiva, por el parentesco que los une. El toricantano estuvo en ese sobrero que se dejaba pegar pases muy animoso y pinturero. Toreaba descargando la suerte, no siempre templaba la pastueña embestida, pero su mérito consistió en que construyó la faena de menos a más, y la rubricó ciñendo trincherillas con sabor añejo y trazo preciosista.
La faena le valió un triunfo. El público lo estaba deseando, como es lógico. Al Soro mayor sus paisanos le han querido mucho, y a Soret, que también le reservan otro hueco en sus corazones, esperanzados en que lo llenará con proezas de mayor fuste. Ya llegarán. Aunque el pequeño de los Soro se precipitó dándoles un anticipo en el sexto. Ya que se le quedaba cortito en los pulcros ensayos del toreo fundamental, recurrió al tremendismo, e hizo lo que el hermano mayorzote en tarde de gloria: me pongo de rodillas, giro de espaldas, doy el pase, ahora de pie, un penduleo marchoso, patada al hocico, tirón montaraz, de rodillas otra vez, allá van los trastos... Constató el público que, en efecto, Soret se da un aire a la familia.
Soro mayor tanteó por la cara a su primer toro y eso fue todo. Ni le banderilleó, porque el hombre aún no está repuesto de la fractura de pie que sufrió en Sevilla. Sin embargo, banderilleó al quinto, con evidentes muestras de sufrimiento, y emocionó su pundonor. Luego el toro se caía y no pudo hacer faena. Lo mismo le ocurrió a Joselito en el tercero, y como el quinto era áspero, sólo sacó unos redondos voluntariosos. Con inválidos pasan estas cosas. Los cabestros lo explicaron muy gráficamente en sus pacíficas comparecencias.
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