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Críticas de Oreja y elogios de Giscard a la presidencia española de la CE

ENVIADO ESPECIAL Los éxitos y fracasos de la presidencia española de la CE fueron sometidos a revisión ayer en el pleno del Parlamento Europeo. El secretario de Estado Pedro Solhes presentó un balance con acentos positivos, y su defensa del "acuerdo de lo posible" sobre la unión monetaria alcanzado en la cumbre de Madrid fue subrayada por el presidente de la Comisión Europea, Jacques Delors. Pero los polos del debate estuvieron marcados por la encontrada visión de democristianos y liberales.

Marcelino Oreja, portavoz democristiano, hizo una implacable crítica. En cambio, el presidente liberal, Valéry Giscard d'Estaing, felicitó al Gobierno español por los progresos logrados en los temas decisivos y "por la atención y la decisión aportadas al buen funcionamiento" del Parlamento.La presidencia española de la CE vivió ayer en el Parlamento Europeo una jornada extra. Hubo un protagonista ausente, el ministro Francisco Fernández Ordóñez, a quien todos desearon un pronto restablecimiento de su intervención quirúrgica. El secretario de Estado para la CE, Pedro Solbes, hizo una exposición política en la que no faltó el reconocimiento de algunas prioridades incumplidas, como el impulso de la Carta Social y el lento crecimiento de la Europa de los ciudadanos, sin la cual "el mercado único seguirá sin tener rostro humano".

Pero del buen sabor de boca que en el Gobierno ha dejado esta primera experiencia al frente de la CE es buena muestra el récord (45 directivas, 10 decisiones y siete reglamentos) de medidas aprobadas para el desarrollo del Acta única y el impulso a la política exterior comunitaria, en el que para España destaca la apertura a América Latina.

Sobre la unión económica y monetaria, Solbes destacó "las conclusiones precisas" aprobadas en la cumbre de Madrid. La búsqueda del compromiso posíble evitó una confrontación en la que "se hubiera dividido profundamente Europa". Esta apreciación fue ratificada por el presidente de la Comisión Europea, Jacques Delors.

En el turno de debates llamó la atención la diferente visión de la gestión desplegada por España. El ex presidente de la República Francesa Giscard d'Estaing no escatimó elogios. Los eurodiputados españoles, como es lógico, aprovecharon la ocasión para hacer patentes en la Cámara las diferencias que presiden la política interna. Por los socialistas, Fernando Morán valoró el progreso de la construcción comunitaria "sin perspectiva nacionalista, sino europea". El cabeza de lista del PP, Marcelino Oreja, sacó toda la artilleríá, después de "mostrar la gratitud al conjunto de la Administración española, que ha realizado un buen trabajo en el semestre". Oreja expresó su decepción por los resultados, que contrasta con las expectativas creadas por el Gobierno. En todas las prioridades sobresalen, a su juicio, los "peros". Y, paradojicamente, el énfasis descalificador fue puesto en el fracaso sobre la Europa, social, tema en el que no se ha hecho "mas que marear la perdiz". Esta crítica por la izquierda convirtió casi en moderada la intervención del comunista Fernando Perez Royo.

Barón reclama una reforma institucional para reforzar el Parlamento

F. M. El presidente del Parlamento Europeo, Enrique Barón, dedicó ayer el eje de su discurso programático a reclamar más poderes para el órgano de control de la CE. La reforma institucional, aunque "suscita recelos y deconfianzas", dijo, "no admite dilaciones".

La necesidad práctica de aumentar la representatividad democrática del Parlamento se completa también en el terreno ideológico, porque "si se aspira a una Europa unida, alguien deberá gestionar esa unión y alguien deberá controlar al que gestione la unión", explicó. Barón propuso, como uno de los primeros pasos a dar, "la mayor intervención" en la sucesión del presidente de la Comisión Europea y en el nombramiento de los comisarios.

Ese mayor poder para los eurodiputados tiene un reto aún más inmediato, como es exigir "la participación plena del Parlamento" en los trabajos de la conferencia intergubernamental sobre la unión económica y monetaria de la CE. "Sería políticamente erróneo e Institucionalmente injusto que esta Cámara quedase al margen del proceso que se ha iniciado", dijo.

El resto del discurso, interrumpido en ocasiones por aplausos y que se vio precedido por el segundo duelo dialéctico entre Barón y el radical italiano Marco Pannnella, quien aprovecha cualquier resquicio para reafirmar a través del micrófono su protagonismo, estuvo dedicado al trabajo concreto que está sobre la mesa.

Rematar el mercado único de 1992 y planificar los nuevos pasos de la CE después de esa fecha, reforzar la cohesión social y aprobar la dimensión social están entre las tareas, igual que el desarrollo de una política de protección del medio ambiente y la reafirmación del papel de Europa en el mundo. Pero tampoco hay que olvidar "la emergencia de una ciudadanía europea", en la que vivir en común implica pensar y actuar en común, pero que sólo puede conseguirse si se refuerzan la solidaridad y los derechos de los extranjeros en los países de residencia.

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