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El Gobierno italiano prepara un plan de emergencia para las playas de la costa norte del Adriático

El Gobierno italiano prepara un plan de emergencia para las costas del mar Adriático a consecuencia de una inmensa marea de algas gelatinosas que cubre desde hace una semana la parte alta y media de este mar junto a las costas italianas, entre Venecia y Ancona. Las microalgas no son tóxicas ni venenosas, pero se adhieren al cuerpo de los bañistas como una gelatina. Según las autoridades sanitarias italianas, pueden provocar infecciones de la piel, picores y escoriaciones, por lo que han pedido precaución a los turistas.

El ministro italiano de Sanidad, Donat Cattin, asegura que no existe ningún riesgo tóxico y que los bañistas pueden zambullirse en el agua cuantas veces quieran. Pero nuevamente, como en los últimos años, toneladas de algas gelatinosas de color pardo, verde y rojo han vuelto a ocupar el mar azul y las finas arenas de las playas del Adriático.Esta incómoda situación y el temor a las infecciones han provocado que miles de turistas abandonen lugares de veraneo como Iésolo, Rimini o Ravena. A estos centros de descanso de las costas véneta y romañola y a los restantes del litoral adriático acuden cada año unos cinco millones de turistas británicos, nórdicos y, sobre todo, alemanes occidentales. La disminución de turistas en Iésolo y en Chioggia, lugares costeros próximos a Venecia, ha decaído entre un 20% y un 30%. Desde hace una semana, un tercio de las reservas hoteleras han sido anuladas en las principales zonas de recreo y los operadores turísticos están desesperados. Esta bajada de los visitantes la achacan los empresarios del sector turístico a la campaña desatada de los medios de comunicación extranjeros, sobre todo en la República Federal de Alemania.

Plan de emergencia

El ministro de Medio Ambiente italiano, Giorgio Ruffolo, ha anunciado que en los próximos tres años se destinarán alrededor de 11 billones de liras en un plan de emergencia para salvar el Adriático. De momento, se van a invertir unos 41.000 millones de liras para tratar de depurar las costas. "Esta contaminación se debe al impresionante aporte de fósforo, nitrógeno y otros contaminantes químicos que llegan al mar a través del río Po y de otros ríos menos caudalosos que desembocan en el litoral adriático. El problema ha ido acrecentándose en los últimos diez años y se deriva de la gran actividad industrial, agrícola y turística, frente a la que hay que iniciar acciones ambientales", ha dicho Ruffolo. El Po recoge cada año unas el equivalente a 82.000 toneladas de nitrógeno y 11.000 toneladas de fósforo, que, junto a las altas temperaturas del agua en verano, componen el mejor entorno para la proliferación de las algas diatomeas, que visten el mar de pardo, rojo y verde y espantan a los bañistas.

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